La primera mujer que dio la vuelta al mundo
La extraordinaria Jeanne Baret
Es menos conocida de lo que debiera ser. Jeanne Baret fue una mujer magnífica. Para empezar, fue la primera mujer que dio la vuelta al mundo. Pero fue mucho más que eso. Su voluntad de exploradora la llevó a vencer los prejuicios de su tiempo, en el siglo XVIII.
Arriesgada viajera
La única imagen conocida de Jeanne Baret se encontró en un libro de viajes. Es el ‘Navigazioni di Cook pel grande oceano ed intorno al globo’ (1816-1817). Se trata de una imagen alegórica. Baret viste con ropa holgada de marinero que simboliza su viaje. El ramo de flores sobre su brazo representa la botánica, y el gorro frigio alude a la libertad.
Nació en 1740 en un pequeño pueblo de la Borgoña francesa. Con 22 años, se convirtió en la niñera del hijo del naturalista Philibert Commerson. Se piensa que Jeanne aprendió botánica junto al científico que le confió la preparación de los herbarios.
Commerson fue nombrado ‘médico naturalista del rey’. Luis XV permitió al oficial de marina y explorador Louis-Antoine de Bougainville (1729-1811) realizar una circunnavegación del globo. Comenzaría con la misión de entregar las islas Malvinas a los españoles.
Commerson sería parte de la expedición. De inmediato pensó en llevar a Baret. Pero estaba prohibido que las mujeres embarcaran en naves de la Marina Nacional francesa.
Así que Jeanne inició el viaje en l’Etoile el 1 de febrero de 1767, disfrazada de hombre bajo el nombre de ‘Jean Baré’. Iba como asistente de Commerson. La fragata La Boudeuse era la otra nave que formaba parte de la expedición de Bougainville. Tras tres meses, la expedición llegó a Montevideo, las islas Malvinas y Patagonia. Durante la travesía, el naturalista sufrió una lesión en la pierna que limitó su movilidad. Jeanne fue responsable de recolectar la mayoría de las plantas.
Peripecias del viaje
En 1773 Commerson falleció en la isla Maurice. Jeanne se vio forzada a casarse con un militar francés para poder regresar a Francia. Regresó a París en 1776, con más de treinta cajas selladas que contenían 5.000 especies de plantas recolectadas durante sus viajes alrededor del mundo. 3.000 de ellas eran nuevas. Estas colecciones se unieron a las del Muséum d’Histoire Naturelle, donde era posible consultar los manuscritos de Commerson.
El trabajo de Jeanne Baret con Commerson fue reconocido oficialmente por el rey. Este le concedió una pensión de 200 libras. Como agradecimiento a la labor de esta botánica –y la primera mujer que dio la vuelta al mundo– el biólogo Eric Tepe y su equipo bautizaron con su nombre a una flor, la Solanum baretiae.
«Baret merecía reconocimiento por su trabajo», dice Tepe. Nombramos nuevas especies en honor a Baret para enmendar la amnesia histórica en relación a ella».
«Debió de ser una mujer admirable, muy valiente y decidida. Disfrazarse de hombre y enrolarse en un barco no lo hace cualquiera. La retratan como poco más que la amante del famoso botánico Commerson. Pero era una gran botánica y exploradora por derecho propio. Sus contribuciones sin duda merecen ser reconocidas.»