¿La leyenda del Yeti o abominable hombre de las nieves es real?
En el amplio espectro de relatos cautivadores que han trascendido para convertirse en auténticas leyendas, destaca la fascinante historia del Yeti, también conocido como el abominable hombre de las nieves. Este apelativo emergió a partir de una histórica expedición británica al Monte Everest en el año 1921. Al descender de la cumbre, los miembros de la expedición compartieron sus experiencias con el periodista Henry Newman. Durante la entrevista, revelaron el descubrimiento de misteriosas huellas que claramente no correspondían a seres humanos. Este intrigante encuentro forjó la enigmática leyenda del Yeti, añadiendo una capa de misterio a las vastas nieves del Everest.
¿La leyenda del Yeti se refiere a un hombre o un animal?
Los guías locales aseguraron que las huellas eran de un simio legendario, el “metoh-kangmi”, que traducido al español significa “hombre-oso muñeco de nieve”. Cuando Newman consultó con los tibetanos acerca de las huellas, le contaron historias sobre una criatura salvaje que se paseaba por el Himalaya. Como necesitaba un título sensacionalista para los periódicos, lo llamó “el abominable hombre de las nieves”. Así surgió la leyenda, con el agregado de Yeti, que es su nombre tibetano.
Aunque, la única prueba de su existencia son huellas, nadie lo vio personalmente. Sin embargo, no son las huellas descubiertas por la expedición de 1921 las únicas inspiradoras de la leyenda.
En 1951, otro equipo de escaladores al Everest, también encontraron huellas que recorrían 1,6 kilómetros a una altura de 4.500 metros. Tenían señales de garras y eran dos veces más anchas que las de un pie humano. Fotografiaron esas huellas, y las imágenes se convirtieron en sensación y fueron icónicas para la “existencia” del Yeti.
Historia de como se originó la leyenda
No obstante, la leyenda del yeti tiene raíces mucho más antiguas. La narrativa cuenta que durante su travesía por la India, Alejandro Magno expresó su deseo de ver uno. Los lugareños respondieron que no podían exhibirlo, ya que los yetis no sobreviven en regiones tan bajas. Este relato ancestral añade profundidad a la fascinante historia del mítico ser.
La historia de la existencia del yeti continuó a lo largo de los siglos. Incluso, idearon diferentes tipos y morfologías, desde pequeños pero fuertes, hasta los más grandes y abominables.
Así, la leyenda del yeti llegó hasta el siglo XX, donde encontró tierra fértil para la imaginación y la cripto zoología. A lo que sumaron la información de la expedición de 1921, las fotografías de 1951 y el relato de dos excursionistas que en la década de 1940 afirmaron que habían visto dos sombras enormes moverse por la nieve.
A fines de los años 50, una expedición estadounidense descubrió una mano momificada en un monasterio budista, que según afirmaban pertenecía a un yeti. Peter Byrne, uno de los miembros de la expedición, logró adquirir uno de los dedos y contrabandearlo a Estados Unidos.
Sin embargo, un análisis de ADN realizado en 2011 reveló que el dedo en realidad pertenecía a un ser humano. Aunque la historia inicialmente sugería la posibilidad de haber encontrado evidencia de la existencia del yeti, la realidad era diferente según la evidencia científica.
A su vez, en otra expedición de 1960, regresaron con el supuesto cuero cabelludo de un yeti. Sin embargo, resultó ser de un animal parecido a una cabra que abunda en el Himalaya.
Siendo así, el abominable hombre de las nieves ¿es leyenda, mito o realidad?