La lámpara milenaria emparedada en Jerusalén
Tiene dos mil años. Es extraña, y también el sitio en el que se le halló. La lámpara milenaria emparedada en Jerusalén causó gran conmoción. Estaba en la base de un edificio romano en Jerusalén. Lo anunció la Autoridad de Antigüedades Israelí (AAI). Está hecha de bronce.
Extraña imagen
Los arqueólogos la tildaron de “grotesca”. Muestra la mitad de un rostro de carnero macho, con barba y cuerno en la frente. La punta de la lámpara tiene forma de una luna creciente. El mango es una planta de acanto. Esta rareza se encontró dentro de una de las paredes del edificio.
Los arqueólogos de la AAI, Ari Levy y Yuval Baruch, informaron del hecho. El edificio romano data del período de transición entre las dos grandes revueltas judías contra el imperio romano. Hace unos 1.900 años. El sitio del edificio es conocido como Camino de Peregrinación.
“La singularidad del objeto es que es solo la mitad de una cara”, explicaron los arqueólogos. La lámpara tiene la forma de media cara, con ojos saltones y una sonrisa amenazadora. ¿Por qué? Sigue siendo un misterio. La decoración que aparece en la lámpara es un motivo artístico romano común, similar a una máscara teatral.
Resguardo espiritual
“Este objeto es muy simbólico”, explicaron los arqueólogos. “Es una lámpara que tal vez se usó para hacer luz, pero es mucho más que eso. Fue enterrada en los cimientos del edificio. El fin era traer suerte a la estructura y a las personas que lo usaban, con el fin de resguardarlas”, concluyeron.
«La calle fue construida durante el período del gobernador Poncio Pilatos”, informó Levy. Los investigadores creen que el ofrecimiento de esta lámpara puede dar fe de la importancia del edificio. Pudo haber estado vinculado a la protección del estanque de Siloé, la principal fuente de la ciudad.
Junto con la lámpara, se encontraron monedas, cerámica y material orgánico. Se realizaron las pruebas de radiocarbono, todo lo cual confirmó que el edificio se remonta al período entre finales del siglo primero y comienzos del segundo. Fue cuando Jerusalén se convirtió en la colonia romana de Aelia Capitolina en 136 DC.
La lámpara milenaria emparedada en Jerusalén quedó olvidada allí. Pero solo para ver la luz dos milenios después. Aún con una mecha de lino, lista para ser encendida.