La historia del rey perdido de Francia
Era el hijo de la reina María Antonieta, cuyo trágico final fue ser decapitada. Como hijo de ella, era el heredero real. Su nombre era Luis Carlos, llamado por algunos Luis XVII. Pero era 1793, y la monarquía había sido abolida. ¿Cuál fue su destino? Esta es la historia del rey perdido de Francia.
Nacimiento del mito
El heredero, aun siendo niño, era un peligro político. Por eso fue encerrado en la Torre del Templo, una fortaleza medieval. Poco tiempo después empezó allí un rumor. Se decía que alguien lo había cambiado por otro niño, y que el heredero había huido. La historia del «rey perdido» de Francia se convirtió en todo un mito.
¿Cómo comprobar si sobrevivió, huyó, tuvo descendencia? La ciencia ahora buscó ADN de Luis Carlos para compararlo con el de algún familiar. «Es una respuesta buscada por siglos», dice Jean-Jacques Cassiman. Es profesor de genética y responsable de la investigación.
Cuando sus padres fueron ejecutados, el pequeño Luis Carlos tenía ocho años. Se dice que en la prisión sufrió desnutrición y enfermedades. Sus carceleros anunciaron su muerte el 8 de junio de 1795 cuando tenía 10 años. Su cuerpo fue enterrado en una fosa común en el cementerio de Sainte-Marguerite. Tiempo después creció el mito de que era el cuerpo de otra persona.
Corazón conservado
Pero no todo el cuerpo de Luis Carlos fue directo a la tumba. Durante la autopsia, el médico se quedó con su corazón. ¿Por qué? Quería hacérselo llegar a los miembros de la dinastía borbónica que aún quedaban. Fue conservado en alcohol por varios años. Finalmente, fue puesto en la basílica de los Reyes de Francia.
Este misterio, la historia del rey perdido de Francia, creció en todo el mundo. Mark Twain se basó en la historia para su famosa novela «Las aventuras de Huckleberry Finn». Uno de los personajes se presenta como el «rey perdido de Francia».
Con la Restauración Borbónica en 1814, más de cien personas aseguraban ser el heredero real de la dinastía. El más famoso fue Karl Wilhelm Naundorff, un relojero prusiano. Logró convencer a aquellos que conocieron al verdadero Luis Carlos en vida de que él era el auténtico. Ninguno de los supuestos delfines logró comprobar la veracidad de sus historias.
Ciencia al rescate
En el 2000, los científicos se dispusieron a desentrañar todo el entuerto histórico. Extrajeron ADN del corazón conservado. Luego, buscaron ADN de María Antonieta, algo nada fácil. Pero los investigadores hallaron un collar de la madre de María Antonieta. Era una cadena con 16 medallones, uno por cada hijo que tuvo. En cada medallón, había cabello de uno de sus hijos. Entre ellos, el de María Antonieta.
Los resultados fueron concluyentes. El ADN del corazón del niño guardado en la cripta real francesa coincidía con el ADN de la antigua reina de Francia. El hijo de Luis XVI y María Antonieta sí murió en prisión.
El ministerio de cultura francés dio permiso para el entierro simbólico de Luis Carlos en la Basílica de Saint-Denis en 2004. Fue el punto final de una triste historia.