La dama oscura del ADN
Florence Bell
Cuando Florence Bell, una científica de 25 años, habló en una conferencia celebrada en Leeds, Inglaterra, en 1939 fue noticia. Pero no fue su ciencia lo que ocupó los titulares. Lo llamativo en ese tiempo era una mujer que se dedicaba a las ciencias. Nadie sabía que su investigación sería histórica, aunque silenciosa. Hoy celebramos a la dama oscura del ADN: Florence Bell. Ahora, bajo una nueva luz.
Mirando el ADN
Ella sentó las bases. Y sería uno de los hitos más importantes de la ciencia del siglo XX. Hablamos del descubrimiento de la estructura del ADN.
La tesis doctoral de Bell contenía un importante capítulo. Describía cómo los rayos X podían revelar una estructura regular y ordenada de cierta fibra biológica. ¿Cuál? La de lo que se llamaba entonces «ácido timonucleico».
Hoy en día, el ácido timonucleico se conoce con el nombre más familiar de ácido desoxirribonucleico o ADN.
El método de rayos X de Bell se convertiría en una herramienta vital. Revelaría la conocida forma de doble hélice del ADN que le permite copiar información genética.
Bell, estudiante de Cambridge, trabajó con Lawrence y William Bragg. Habían recibido el Premio Nobel de Física en 1915. Demostraron que los rayos X revelaban la disposición de los átomos y las moléculas en cristales simples. Luego fue asistente del físico William Astbury, que estaba aplicando los métodos de Bragg al estudio de la lana. Probó que su estructura era como una cadena molecular, o collar. Podía estirarse o compactarse. Allí apareció Bell.
Sentando bases
Ella y Astbury propusieron un modelo inicial de la estructura del ADN. Más tarde, ese modelo le daría a James Watson y Francis Crick un punto de apoyo vital. Ellos continuaron sobre eso su trabajo sobre el ADN.
El trabajo de la dama oscura del ADN se detuvo de repente. Ingresó al servicio militar en la Fuerza Aérea Auxiliar Femenina. Durante su servicio dio los primeros pasos en el desarrollo del radar (detección y alcance de radio). Tras casarse con un militar estadounidense, Bell emigró a Estados Unidos. Trabajó como química industrial antes de abandonar su carrera para cuidar a sus cuatro hijos.
Su influencia fue grande. El estudio que hizo del ADN allanó el camino para Rosalind Franklin. Su trabajo fue una contribución clave para resolver la estructura del material genético. Tal vez es hora de recordar a Florence Bell una de las tantas historias femeninas perdidas en el camino de la ciencia.