El hallazgo de las espadas milenarias
Son cuatro espadas romanas y estaban en una cueva en el desierto de Judea. Las ocultaron en una estrecha grieta en la roca. Tal vez fueron capturadas por los rebeldes judíos durante la revuelta contra los romanos en el siglo I. Así ocurrió el hallazgo de las espadas milenarias.
«Es un hallazgo extremadamente infrecuente, como nunca se ha encontrado en Israel», dijo Eitan Klein. Es director del Estudio del Desierto de Judea de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI). «Cuatro espadas sorprendentemente conservadas, incluido el excelente estado del metal, las empuñaduras y las vainas».
El encuentro
Aparecieron en una cueva cerca del Parque Nacional Ein Gedi, cerca del Mar Muerto. La cueva es una vieja conocida de los arqueólogos. Contiene una estalactita con una inscripción fragmentaria en tinta, en escritura hebrea antigua característica del período del Primer Templo. Los investigadores fueron a fotografiar la estalactita. Uno de ellos vio un pilum, que es un arma romana, extremadamente bien conservado en una grieta estrecha y profunda. Eso llamó su atención.
Poco después realizaron el hallazgo de las espadas milenarias. También encontraron mangos ornamentados hechos de madera y metal con tiras de cuero cerca. Probablemente pertenecieron a soldados romanos y fueron robadas por rebeldes judíos de Judea.
Monedas y objetos
«Las hojas se han conservado tan bien que parece que podrían recogerse y usarse ahora mismo, incluso 2.000 años después de ser forjadas», dijeron. Tras el descubrimiento de las espadas, los arqueólogos llevaron a cabo una extensa excavación en la cueva. Hallaron artefactos del período Calcolítico (hace unos 6.000 años) y del período romano (hace unos 2.000 años). A la entrada de la cueva, los investigadores encontraron una moneda de bronce del tiempo de la revuelta contra los romanos.
«Este es un descubrimiento dramático y emocionante», dijo Eli Escusido, director de la AAI. También señaló que el clima árido del desierto de Judea ayuda a preservar artefactos frágiles. De otro modo podrían perderse debido a los estragos del tiempo. Las condiciones climáticas convierten esta zona de cuevas en una suerte de «cápsula del tiempo única». Allí es posible encontrar «fragmentos de pergaminos, monedas de la revuelta judía, sandalias de cuero y ahora incluso espadas en sus vainas, afiladas como si acabaran de ser escondidas hoy».