Cuando Inglaterra no era una isla
Conoce la Atlántida europea
Aunque no lo creas, existió una Atlántida europea relativamente reciente. Desapareció bajo las aguas cuando empezaban a construirse las pirámides. En ese tiempo, cuando Inglaterra no era una isla, Europa era otra. Una extensión de grandes tierras conectaba el continente con Inglaterra. A esta región se le conoce ahora como Doggerland. Vivían manadas de mamuts y de renos, leones y osos de las cavernas. También poblaciones humanas que cazaban y pescaban.
El pasado vuelve
El final de la última glaciación cambió eso. Por casi seis milenios esta Atlántida europea fue lentamente consumida por las aguas. Fue engullida por el mar del Norte. Ahora, Doggerland vuelve con fuerza en forma de literatura. Se editaron dos libros sobre esa tierra perdida por el clima.
Doggerland es el libro de la escritora francesa Élisabeth Filhol. Relata la historia de una profesora de arqueología que brindará una conferencia sobre aquella tierra anegada. “Coexisten distintas tesis —dice ella—. Pero cuando la revolución neolítica alcanzó los países vecinos del mar del Norte, Doggerland ya había desaparecido. Excluido de los mitos europeos, del imaginario colectivo”.
La mayoría de los europeos desconocen cómo cambió el continente durante milenios. Doggerland regresa con la crisis climática desbocada, porque el agua ha empezado a subir de nuevo. “Sabemos que las islas del océano Pacífico están desapareciendo”, explica. “El espacio vital de sus habitantes se reduce cada año. Todavía no nos sentimos amenazados en Europa. Pero al ritmo en el que el Ártico se está derritiendo, pronto lo haremos. Los expertos predicen la desaparición de Venecia, Ámsterdam, incluso San Petersburgo. Es un remake de lo que sucedió hace miles de años, cuando la isla Doggerland empezó a sumergirse permanentemente. Excepto que en ese momento era un fenómeno natural, porque estábamos saliendo de la Edad de Hielo”.
A mediados del siglo XIX, los pescadores del mar del Norte empezaron a encontrar objetos. Huesos de mamuts o de leones de las cavernas, restos humanos, puntas de flechas… Normalmente devolvían a las olas esos restos incomprensibles, que también aparecían en las costas y en las playas. En 1931, un barco sacó una punta de lanza que se pudo datar en unos 14.000 años. Aquel hallazgo despertó por fin el interés de los arqueólogos. Una investigadora inglesa que le dio el nombre a ese territorio por el banco de arena del mar del Norte llamado dogger.
Caminando por Europa
El ensayo Time Song. Searching for Doggerland es de la escritora inglesa Julia Blackburn. Ella colecciona objetos de aquella tierra perdida. Mezcla poemas, descripciones arqueológicas e historias de personajes obsesionados por esa zona inundada. “Vivo en la costa y hay restos de Doggerland por todos lados. Yo misma he encontrado huesos de mamut. No existen testimonios escritos de ella”. Élisabeth Filhol explica por su parte: “Los últimos cazadores-recolectores europeos podían ir a pie desde Inglaterra a Dinamarca. En una vida humana, la geografía parece inmutable. Pero está cambiando. Las generaciones más jóvenes verán transformarse los paisajes”.
Los científicos creen que el proceso se aceleró con violencia, sobre todo a causa del llamado Tsunami de Storegga. Fue hace 6.000 años.
Poco a poco, de la mano de la literatura y la ciencia, Doggerland está saliendo de las brumas. Resulta difícil imaginar aquella Europa en la que el Rin y el Támesis eran casi el mismo río. Cuando Inglaterra no era una isla. Los países escandinavos tenían solo la costa del norte y los Países Bajos estaban muy lejos del mar. La geografía, vapuleada por los elementos, puede cambiar totalmente.