¿Cuáles son los síntomas de que una civilización está colapsando?
Según investigaciones recientes, se ha encontrado que existe un conjunto de factores que se relacionan con el colapso de una civilización. Antiguamente, si los pueblos de la época hubieran sido conscientes de su importancia, tal vez se podrían haber tomado decisiones para evitarlo; es demasiado tarde para ellos, pero algunos de estos signos pueden ser encontrados en las civilizaciones actuales.
El doctor Sean Downey, de la Universidad de Maryland, ha desarrollado un conjunto de sistemas de alerta temprana, que muestran qué produjo que al menos siete civilizaciones europeas de entre hace 4.000 y 8.000 años colapsaran.
Sean eligió nueve regiones europeas y utilizó los datos de más de 2.000 sitios arqueológicos, con más de 13.000 artículos datados. Según sus estimaciones, cada región experimentó un alto crecimiento poblacional gracias a la introducción de la agricultura y, eventualmente, todos sufrieron al menos un «accidente» que les hizo perder hasta el 60% de la población en menos de un siglo.
Estos colapsos no aparecieron así porque sí. A medida que la población creció, los neolíticos europeos comenzaron a sobreexplotar los recursos; los pueblos nómadas que se enfrentaron a los mismos problemas podrían, simplemente, haberse movido de sitio, pero estas poblaciones agrículas tempranas se asentaron en una ubicación.
Una de las áreas estudiadas por Sean Downey fue la cuenca en torno a lo que hoy es París. Después de que la agricultura se introdujera en la región, se experimentó un crecimiento que duró 1.200 años de forma bastante estable. Sin embargo, se ha encontrado que hace 6.225 años la población de la zona experimentó un repentino decrecimiento.
Junto con fuertes oscilaciones en las cifras de población, uno de los principales signos de advertencia de colapso de estas sociedades neolíticas europeas fue la desforestación. Teniendo en cuenta las sorprendentes tasas las cuales se están talando los bosques tropicales, esto es una indicación preocupante de que nuestro futuro puede reflejar los aspectos más negativos de nuestro pasado. La diferencia es que esta vez sí tenemos señales de advertencia, si queremos actuar sobre ellos.