Benito Mussolini fue vejado y humillado después de muerto
El 28 de abril de 1945, apresaron a Benito Mussolini, “Il Duce”. Lo ejecutaron sumariamente al intentar huir a Suiza con su compañera y amante. Aunque después de su muerte, su cadáver sufrió del escarnio público como también ocurrió con otros líderes fascistas y Claretta Petacci, su joven amante.
El fusilamiento de Benito Mussolini
Hace 76 años, un grupo de partisanos comunistas apresaron al dictador y a su compañera Claretta Petacci en Giulino di Mezzegra. Es un pequeño pueblo que está cerca del Lago Como. Se encuentra al norte de Italia, próximo a la frontera de ese país con Suiza.
Como se dijo entonces, el Duce ya estaba muerto antes de morir. La orden del fusilamiento inmediato, sin embargo no fue decisión de sus captores, sino que vino desde la propia Roma. Sandro Pertini, que luego sería presidente de Italia, fue uno de los responsables de tomar esa decisión. Luego del fusilamiento, al Duce y a su amante los colgaron de las piernas con la cabeza hacia abajo en unas vigas de una gasolinera.
Fue cerca de la Piazza del Loreto en la ciudad de Milán, donde una multitud concurrió para tomar venganza de aquel hombre más poderoso del país desde 1922. Los cadáveres del otrora líder fascista, su amante y otros seguidores, fueron baleados, lapidados y hasta profanados por la multitud furiosa a raíz del sufrimiento que padecieron durante la guerra.
Conociendo un poco de su historia
Benito Amicare Andrea Mussolini nació en Predappio el 29 de julio de 1883. En 1914, lo expulsaron del Partido Socialista Italiano y creó el Partido Nacional Fascista. Este grupo lo llevó al poder como Partido Fascista Republicano. En 1922, ingresó marchando a Roma con un grupo de sus seguidores vestidos todos con camisas negras, de allí el nombre que tomó su identidad política.
Seguidor del ascenso del nazismo en Alemania, asumió el poder para ejercer una férrea dictadura desde 1922 hasta 1943. Su gobierno fue autoritario, represor y violento mientras duró el llamado fascismo italiano. Daba discursos cargados de odio y durante los mismos sobreactuaba con expresiones y gestos. Su locuacidad exaltaba el volver a hacer de Italia el imperio que alguna vez fue (el Romano). Aunque después de su muerte sufriera el escarnio público, en un principio lo vitorearon. Fue admirado y festejado por multitudes, al igual que lo fue Hitler.
Se identificó sin pudor como el representante de los Césares de antaño, para llevar a Italia a la cumbre del mundo. En 1939 selló la suerte de Italia, atándola a la de Alemania, mediante el Pacto de Acero. Condujo a Italia a un baño de sangre, con una guerra civil interna que sumió al país en el hambre y la desesperación.
El propio Hitler se encarga de organizar su rescate
En 1943, el rey Vittorio Emanuele, que lo había apoyado incondicionalmente en todo hasta ese momento, dictó su apresamiento. Lo capturaron y confinaron en un Hotel de Roma, hasta que Hitler se encargó de organizar su rescate.
En los últimos días intentó crear la República de Saló y contactar con los aliados en contra del creciente comunismo. Pero el fascismo tuvo un costo demasiado excesivo para los italianos. A Italia le costó veinte años de sufrimiento, cinco años de una guerra cruel, hambre y 400 mil muertos
Junto al líder fascista y su amante también apresaron a Marcello Petacci, hermano de Claretta, y los fascistas Alessandro Pavolini y Nicola Bombacci. Fusilaron a todos y también ellos recibieron el escarnio público después de muertos.