Anécdotas de guerra XIII: Nadie se queda atrás
Una de las claves de éxito de los guerreros zulúes fue su gran disciplina. Pese a que aparentaba ser una fuerza desorganizada, según los cánones de un ejército occidental, en realidad estaban sometidos a una férrea jerarquía.
Una prueba de ello era el sistema encontrado por el rey zulú Shaka para acelerar el ritmo de marcha de sus guerreros. Cuando consideraba que el ritmo no era suficientemente rápido, se acercaba al final de la columna y mataba al que caminaba en último lugar, clavándole su lanza.
A partir de ese momento, ningún zulú se quedaba rezagado; todos caminaban a buen paso, evitando ocupar el fatídico último puesto.