Anécdotas de guerra V: Un mapa inútil
Tras la incontestable victoria de Napoleón en Austerlitz, el primer ministro británico, William Pitt «el joven» (1759 – 1806), enrolló el mapa de Europa que tenía en la pared y lo guardó con un indisimulado disgusto. Según explicó, a partir de ese momento el mapa europeo era inútil, puesto que el continente pertenecía a Napoleón.
Pitt «el joven» también fue el protagonista de una curiosa anécdota. Siendo primer ministro, recibió en su despacho a unos representantes de la milicia para que se alistase en ella simbólicamente. Pitt debía firmar un documento por el que juraba resistir hasta el final en territorio británico en caso de invasión por parte de las tropas napoleónicas. El premier británico aceptó firmar el compromiso pero escribió una nota al margen en la que afirmaba que resistiría en suelo inglés «excepto si la invasión era real«, ante la perplejidad de los representantes de la milicia.
Las últimas palabras de Pitt en su lecho de muerte, el 23 de enero de 1806, no fueron «mi patria, cómo voy a dejar mi patria…», tal como suelen reflejar los libros de historia. Al parecer, instantes antes de expirar pronunció una frase menos pomposa: «Ahora me comería un pastel de carne de cerdo«.