Miriam Tucker es una mujer de 80 años que asistía a un almuerzo privado con fines benéficos y se trago nada menos que un diamante valorado en 5.000 dólares sin darse cuenta de que la piedra se encontraba en el fondo de su copa de champán.
La copa costaba 20 dólares, y aparte del champan entrabas en el sorteo de un diamante de 1,03 quilates que estaba sumergido en una de las copas servidas.
La mujer estaba en una animada conversación y no se percató de que en el fondo de su copa estaba el premio, (como cuando muerdes las figuritas del roscón de reyes), y sin darse cuenta se lo tragó.
“Sabíamos que la ganadora del diamante tenía que estar en alguna de las mesas”, afirman los joyeros que donaron la pieza.
“si bebía un poquito de champán, no tendría que meter los dedos en la copa”. “Estábamos hablando y riendo, y cuando me quise dar cuenta me había tragado el diamante”.
Todos los vasos contenían una piedra, pero solo una era un diamante, las demás eran cristales de circonio, un mineral de poco valor, mientras los joyeros examinaban las piedras en busca del diamante, Miriam esperaba que se anunciara el nombre del ganador, pero no fue así.
Espero a que el comedor se vaciara para contar lo ocurrido, y no le quedo más remedio que pedir que le realizaran una colonoscopia en un hospital.
El joyero afirmó días después que en efecto la mujer se había tragado la piedra preciosa, y que había sido recuperada con éxito.
