Una monja gana el concurso italiano de la Voz
En la plaza de la pequeña localidad de Comiso, en la provincia siciliana de Ragusa, anoche no cabía un alma. Todos los vecinos se reunieron para seguir en directo desde una pantalla gigante la final de la versión italiana de La Voz, donde participaba Cristina Scuccia, de 25 años, vecina del pueblo. Cuando el presentador pronunció su nombre como ganadora del concurso, hubo una explosión de alegría. Era el triunfo de todos, que han apoyado a su vecina desde el primer día, con camisetas y mensajes en las redes sociales. Pero Cristina no es una concursante cualquiera: es una monja.
Acudió al primer casting vestida con el hábito y entonando No One, de Alicia Keys. Su interpretación dejó perplejo al jurado y desde entonces se convirtió en uno de los concursantes más populares del talent show. «Mi agradecimiento más importante es para quien está allí arriba», dijo la joven monja tras ser proclamada ganadora. «Por eso mi sueño es rezar un Padre Nuestro. Quiero que Jesús entre aquí dentro», añadió. Y por un momento el plató del concurso que emite la segunda cadena de la RAI, la televisión pública italiana, quedó en completo silencio para acompañar a Sor Cristina en la oración.
La joven religiosa se ha alzado con el triunfo frente a otros tres finalistas con el 62% de los votos. En estos meses de concurso Sor Cristina ha batido además otro récord: el vídeo en YouTube de su primera actuación ha sido visto más de 50 millones de veces en todo el mundo. Ni la estrategia de marketing más cuidada habría conseguido mejores resultados, con artículos dedicados a la Sister Act italiana en The New York Times o la revista People, y más de un 21% de share y cuatro millones de espectadores delante de la pantalla para ver la final. «Espero que puedas cambiar las cosas y dar un ejemplo importante. Y hablo como ateo», le dijo su coachdurante el concurso, el cantante Neffa, tras entregarla el trofeo como ganadora.
En su pueblo recuerdan como Sor Cristina dejó a su primer novio y su trabajo en una pizzeria para seguir su pasión por la música. Mientras estudiaba canto en distintas escuelas de Italia, se ganaba la vida cantando en bodas, bautizos y comuniones. Hasta que un pequeño papel de monja en un musical en el que participó en Roma la hizoredescubrir su vocación religiosa y abandonar el mundo del espectáculo para seguir a Dios.
«Ahora volveré a mis prioridades: la oración, levantarme temprano por la mañana y ayudar en la escuela», ha dicho Sor Cristina a los periodistas en una rueda de prensa en la que ha aparecido acompañada por su madre superiora, Sor Ágata, que la ha acompañado desde el primer programa. A punto de confirmar sus votos, la joven monja no descarta hacer un disco o una gira mundial. «Es parte del futuro por lo tanto está en manos de la providencia», asegura.