Si agarras el billete de 50€, tienes el trabajo
El Juzgado de Instrucción número 5 de Mataró ha admitido a trámite la querella interpuesta a una empresa acusada de lesiones y vejación por la querellante que ha estado más de un año de baja tras pasar por un proceso de selección.
Con la gran cantidad de demanda de empleo que existe, son muchas las empresas que realizan largos procesos de selección para encontrar el perfil que mejor encaja en su compañía. Otras, además de realizar esos procesos cargados de pruebas de todo tipo (idiomas, test, debates…) han hecho de la búsqueda de trabajo una gymkana rozando casi la “ilegalidad”.
Según reza la querella, la joven Clio Almansa se presentó a un proceso de selección para un puesto de comercial en una empresa dedicada a la venta de aspiradores y de ósmosis.
Tras someter a los aspirantes durante dos días a un curso de motivación con charlas y ponencias separaron a los participantes en tres grupos.
“Eran cursos de motivación, con música alta, luces de colores y mucha animación”, destaca Clio, que recuerda que buscaban “hacer subir la adrenalina” para vender mejor.
Una vez separados fueron dirigidos a una sala en la que había menos sillas que personas. “El objetivo era que cada vez que la música parara, debían sentarse, quedando fuera del proceso todos aquellos que se quedaran de pie y sin haber ocupado una silla”, explica Clio.
Cuando quedaban pocos aspirantes uno de los jefes sacó un billete de 50€ de su bolsillo y dijo que “sería para aquél que lo obtuviese” como parte de “su primer sueldo”. En ese momento, todos se lanzaron por el billete y Clio quedo “envuelta en una marabunta de gente cegada en conseguir el objetivo propuesto”, según se explica en la querella.
Al parecer, los responsables del proceso no hicieron caso y no avisaron a ninguna ambulancia y fue una compañera quien la llevó a urgencias.
El escrito de la acusación destaca que por “vergüenza y resentimiento”, la empresa le hizo a Clio el mismo día en que se lesionó un contrato indefinido a tiempo parcial pese a que estaba “incapacitada para desempeñar las funciones”, por lo que a los dos meses recibió un burofax anunciando su despido por no haber superado el periodo de prueba.