¿Qué es realmente este ‘alien’ aparecido en Atacama?
Los investigadores descubrieron un cuerpo misterioso en el desierto de Atacama, en Chile, en 2003. Este pequeño esqueleto parecía humano, pero tenía características que inquietaban a los científicos. Cuando las imágenes aparecieron en internet, mucha gente asumió que la única explicación podría ser un alien. Afortunadamente, la razón se impuso y los restos fueron sometidos a una batería de pruebas forenses con el fin de identificar qué era este anómalo esqueleto, llamado Ata.
El esqueleto tiene sólo 15 centímetros de largo; muchos especularon inicialmente que los restos eran de un parto prematuro o un feto abortado, mientras que otros creían que únicamente se trataba de un engaño.
El tamaño de Ata no es lo único que dejó perplejo a los investigadores; una serie de deformaciones físicas no dejan claro del todo si el esqueleto es humano o un primate. Los seres humanos tienen 12 costillas, pero él sólo tenía 10. Según la forma del cráneo, se cree que podría tener turricefalia, que da a la cabeza una forma de cono (que realmente es lo que dio a entender a la gente que Ata era un extraterrestre). La deformidad adicional de la cara y la mandíbula aplastaba su rostro, dándole un aspecto que era, aún más, lejos de ser un humano.
El esqueleto se mantuvo en privado hasta el 2009, cuando fue llevado a un simposio en Barcelona. En el otoño de 2012, se le dio la oportunidad de analizarlo a un grupo de científicos mediante rayos X, tomografías computarizadas y testeo genético. En las imágenes se mostró que la cavidad torácica aún mantenía los restos de los pulmones y un corazón dentro; el desierto de Atacama es una de las regiones más áridas del planeta, y permitió preservar increíblemente bien este tejido.
Los resultados genéticos preliminares indican que el esqueleto es, sin duda, de origen humano, pero alrededor de un 9% de la prueba de ADN no coincide con el genoma de nuestra especie, que aunque puede parecer un gran número, están dentro de los parámetros que explican la contaminación y la degradación del ADN después de pasar tanto tiempo expuesto. Los resultados del ADN mitocondrial mostraban que la madre de Ata era de la región donde se encontraron los restos.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes del análisis fue que Ata no era un feto. Había dientes maduros presentes en la boca y los huesos estaban bien desarrollados; un ejemplo son los huesos de las piernas, que mostraban una consistencia típica de los niños de entre 6-8 años. Las pruebas dieron respuestas, pero abrió muchas más preguntas.
¿Cómo podía un niño de 6 años tener sólo 12 centímetros de largo? Hay algunas posibilidades para explicarlo:
1. Enanismo. Es posible que Ata tuviera un caso muy extremo de enanismo, aunque la persona más pequeña jamás confirmada fue de 54,6 centímetros de altura. Además, no hay indicadores genéticos de enanismo en sus restos.
2. Progeria. Ata podría ser un feto que sufría de una forma extrema de progeria, que provoca síntomas de envejecimiento prematuro. Sin embargo, tampoco hay indicadores genéticos de esta enfermedad.
3. Momificación. Es posible que el genotipo y el fenotipo no coincidan porque no hay anomalías genéticas. Ata pudo morir o haber sido abortado y después ser sometido a desecación o momificación (realizada de forma incorrecta, provocando que los huesos adquieran una apariencia tan extraña). Pero este caso no explica la falta de nervios o la falta de placas de crecimiento dentro de los huesos.
Si bien sabemos que Ata era humano, aún faltan más pruebas genéticas para tratar de explicar al 100% su origen. La única información que se ha proporcionado es muy preliminar, aunque los investigadores han prometido hacer avances para publicar los resultados en una revista científica acreditada.