La grafología es la ciencia que estudia la forma de escribir de las personas, basándose en esto puede afirmar como es cada escritor, y en este artículo la vamos a conocer un poco más a fondo.
Un estudio de National Pen Company afirma que la escritura a mano de una persona puede dar más de 5.000 rasgos de su personalidad diferentes, basándose en los espacios, tamaños, letras, formas de firmar…
Una letra pequeña habla de personas meticulosas, tímidas y estudiosas, por el contrario la letra grande pertenece a personas que aman ser el centro de atención, y si tu letra es de un tamaño medio quiere decir que te adaptas a las situaciones con facilidad.
Si hablamos del espaciado, cuanto más dejes más grande será tu gusto por la libertad, y odiaras sentirte abrumado, por el contrario si tiene un pequeño espacio no soportas estar solo y puedes llegar a ser intrusivo.
Dependiendo de la inclinación; aquellos que inclinan las letras hacia la derecha son personas de mentalidad abierta, y con ganas de nuevas experiencias, quienes se inclinan hacia la izquierda son personas que se suelen encerrar en sí mismos y que no les gusta ser el centro de atención, aunque si usas tu mano derecha para escribir e inclinas la letra hacia la derecha será un rasgo de rebeldía.
La forma de nuestras letras también habla mucho sobre nosotros, si tiene a ser redondeada dice que eres una persona con creatividad y artística, si marcas las letras quiere decir que eres inteligente, agresivo y curioso, aquellos que conectan todas las letras son lógicos, sistemáticos y muy cuidadosos a la hora de tomar cualquier decisión.
La forma en la que ponemos los puntos sóbrelas «íes» también cuenta, si lo ponemos muy alejado de la I denotara una gran imaginación, a la izquierda una persona indecisa, en el centro alguien detallista y organizado, si hacemos un circulo un visionario y con la mentalidad de un niño, y aquellos que realizan una línea son bastante críticos con sigo mismo y pacientes con los demás.
Como dato, los esquizofrénicos suelen cambiar la inclinación de su escritura, supuestamente por su pérdida constante con la realidad.
