“Una manzana podrida, pudre a las demás”. Es el dicho que habrás oído en multitud de ocasiones. Pero, ¿a qué se debe esto?
Desde siempre se ha pensado que era el calor lo que hacía que las frutas madurasen, sin embargo, tras un estudio se averiguó que el calor no era el culpable, sino el propio etileno que ellas desprenden.
Cuando las frutas maduran, emiten un gas que, sobre todo la manzana, emite en una enorme cantidad. Ese gas se llama etileno, y se considera una hormona vegetal que todas las frutas poseen y que liberan al caer en estado de putrefacción.
Muchas personas utilizan las manzanas podridas para hacer madurar otras que aún están verdes, aunque hay que tener mucho cuidado, ya que de la noche a la mañana, la manzana puede haberse contaminado de etileno y quedar desaprovechada.
En las industrias, como ya sabemos, las frutas se recolectan cuando aún no están maduras para que lleguen en óptimas condiciones al consumidor. Antes de llegar a la tienda, pasan por unas cámaras de gas donde se las expone al etileno para que maduren más rápido.
