¿Por qué tenemos hipo?
El hipo es un reflejo involuntario e inofensivo que suele ocurrir tras haber tragado mal un alimento o una bebida o haber hecho una mala respiración. Por lo general, desaparece a los pocos minutos o a la hora.
Como explica WebMD, el mecanismo tras el hipo comienza en el diafragma, un músculo ubicado entre los pulmones y el estómago. Cuando inhalamos, el diafragma se estira, permitiendo que el aire entre de los pulmones; cuando exhalamos, se relaja para que el aire salga. Cuando tenemos hipo, se crea un espasmo en el diafragma y esto obliga a la laringe a contraerse, lo que a su vez cierra la glotis (y las cuerdas vocales), creando ese sonido característico.
No obstante, el factor desencadenante real puede ser diferente: estrés, nervios, algunos medicamentos, cambios repentinos en la temperatura y la ingestión involuntaria de aire (al mascar chicle, beber o respirar por la boca).
Si bien lo más fácil es esperar, aguantar la respiración o hacerlo en una bolsa de plástico puede ayudar a detener el hipo. Esto se debe a que acumular CO2 en los pulmones calma el diafragma. También, poner una cucharada de azúcar debajo de la lengua suele funcionar. No obstante, Tyler Cymet, jefe de educación médica de la Asociación Americana de Colegios de Medicina Osteopática, pasó cinco años estudiando a 54 pacientes con hipo en el hospital, pero no encontró ninguna manera infalible de «curarlo».
No obstante, sí se recomienda acudir al médico si se ha tenido hipo durante más de 48 horas. Si bien la mayoría de los episodios son inofensivos, es posible que sea síntoma de un problema mucho más grave: meningitis, apoplejía, lesión cerebral o un tumor.
También existe el llamado hipo crónico, una enfermedad rara que hace que el hipo dure semanas, años e incluso décadas en desaparecer. Probablemente el peor de los casos sea el registrado por Charles Osborne, quién al parecer comenzó a tener hipo en 1922. No paró hasta 1990 y murió un año después.