¿Por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos?
Cuando alguien nos toca en ciertos lugares, como la cintura o las axilas un nerviosismo estimulante nos recorre el cuerpo, se eriza la piel, nos agitamos con movimientos espasmódicos y se nos escapan carcajadas. Sin embargo, cuando nos tocamos a nosotros mismos, no podemos reproducir la misma sensación, ni siquiera con la ayuda de un boli, una pluma o un papel. Para poder sentir cosquillas es imprescindible que alguien nos toque.
En realidad las cosquillas son una forma de autodefensa: Nuestro cuerpo reacciona automáticamente tratando de evitar el contacto cuando nos tocan en lugares que están desprotegidos, como el cuello o el abdomen.
Sin embargo, cuando el roce es provocado por uno mismo las consecuencias sensoriales son predichas por el cerebro a partir de los comandos motores. Sabemos exactamente dónde y cómo nos vamos a tocar, no hay sorpresa y nuestro cerebro no da las mismas señales de alerta a nuestro organismo, que permanece relajado. De hecho, son varios los estudios científicos que han comprobado que las áreas que responden al tacto y al placer se activan mucho menos.
En definitiva las cosquillas se convierten en caricias. La estimulación táctil auto-generada se atenúa porque internamente el sistema sensorial predice las sensaciones que van a producirnos nuestros movimientos en el mismo momento en que el sistema motor da la orden de ejecutarlos.
Por otro lado, la risa que acompaña a las cosquillas es una cuestión psicológica. Las cosquillas no están asociadas necesariamente a la risa. De la misma manera que nos hacen reír, las cosquillas nos pueden molestar. Si no estamos previamente de buen humor, el efecto de las cosquillas puede ser el contrario al de la risa, pueden ponernos a la defensiva.
Como última curiosidad apuntar que las cosquillas no son exclusivas de los humanos. Hacer cosquillas es un juego que también practican gorilas y chimpancés. Es una extensión de la pelea falsa a la que juegan casi todos los cachorros. Ellos tampoco pueden hacérselas a sí mismos.