En el siglo XVIII aparecieron los primeros automóviles. Los coches de aquella época distaban mucho de los coches de hoy en día, todo gracias al avance de la tecnología.
Antes de que se inventara el coche, los carros de caballos eran el transporte por excelencia. Estos carruajes llevaban bajo los pies del conductor una tabla a la que se le llamaba “salpicadero” porque su función era que el agua, el barro y la suciedad de la calle no invadiesen los pies del conductor o del acompañante.
Cuando se pasó del carro de caballos a los automóviles, se les incorporó un tablero desde el suelo del coche hasta el volante con el mismo fin que tenía en el carruaje. Por ello, se continuó llamándolos de la misma forma: “salpicadero”.
Actualmente han dejado de tener esa función, simplemente se usan para mejorar la estética del coche y soportar el panel de control donde se encuentra el indicador de velocidad, el cuenta revoluciones, el depósito de la gasolina, los airbags y la guantera, que también adquirió su nombre de una manera muy singular.
