¿Por que el aliento nos huele tan mal por la mañana?
Unos lo calificamos como putrefacto, los otros, como nauseabundo, pero todos coincidimos en que es francamente desagradable. En efecto, hablamos del aliento matutino, ese hedor que emana de nuestras bocas por la mañana. Y nadie se salva… hasta las personas que mantienen una higiene bucal impecable desprenden al despertar un olor que no invita, precisamente, a acercarse. ¿A qué se debe? ¿demasiadas horas sin lavarnos los dientes? ¿o hay otros motivos? a continuación, te lo contamos.
Cuando dormimos segregamos menos saliva
Aunque más conocida esta explicación es la menos importante. Aún así, merece ser mencionada:
Cuando dormimos nuestros músculos (incluidos los de nuestro aparato bucal) se relajan, segregamos menos saliva y la boca se seca. La saliva es un antiséptico natural. Además de poseer sustancias antibacterianas, ayuda al enjuague de toda la cavidad bucal, disminuyendo los residuos de bacterias y alimentos. Por lo tanto, boca seca se traduce en proliferación bacteriana.
Estas bacterias se alimentan generalmente de azúcar (carbohidratos), sin embargo, cuando llevamos horas sin comer, los niveles de glucosa bajan en picado. Es por ello que recurren a otra fuente de alimento, las proteínas (decir que nuestras mucosas bucales son ricas en proteínas).
A diferencia de la de los azúcares, la digestión de las proteínas no es para nada inodora. Es más, se desprenden compuestos de azufre bastante apestosos, como los presentes, por ejemplo, en los huevos podridos. Existen muchísimos compuestos de este tipo, aunque los principales responsables de que nuestro aliento huela a podrido por las mañanas son la cadaverina y putrescina, dos compuestos cuyos nombres ya sugieren su olor característico.
El ayuno
Aunque el mal aliento matutino siempre se ha atribuido a la proliferación bacteriana, existe otro factor mucho más importante: el ayuno. Durante el sueño, llegamos a permanecer más de 10 horas sin comer. Para mantener sus procesos vitales (por ejemplo, respirar) nuestro cuerpo necesita consumir energía constantemente y en condiciones de ayuno escasea su principal combustible, los carbohidratos. Entonces, que remedio, quema grasas para producir energía.
Así pues, el hígado metaboliza la grasa corporal y la convierte en cuerpos cetónicos, que constituyen una fuente de energía de emergencia para nuestras células. El problema es que el hígado sintetiza más cuerpos cetónicos de los necesarios y en nuestra circulación queda un excedente que en grandes cantidades puede llegar a ser tóxico. Por eso, el cuerpo los elimina mediante el sudor y la respiración. Y es entonces cuando notamos su fuerte y desagradable hedor característico. Así pues, si nos huele el aliento por las mañanas es porque el exceso de cuerpos cetónicos sale por nuestra boca.
El mal aliento cetónico del ayuno es el mismo que emana de los pacientes con diabetes mal controlada. También es común en personas cuya dieta es pobre en hidratos de carbono (en pan, cereales, pasta, arroz etc). En estas últimas el mal aliento puede permanecer durante todo el día, puesto que su cuerpo siempre carece de hidratos, una condición fisiológica llamada cetosis. También su sudor huele mal… y es que sus glándulas sudoríparas se pasan el día eliminando cuerpos cetónicos.
En las personas que sí comemos carbohidratos el exceso de cuerpos cetónicos no es tan acusado como para que se note en nuestro olor corporal y, por suerte, nuestro mal aliento matutino tiene fácil solución: desayunar.