Los misteriosos socavones gigantes de Siberia
Una nueva hipótesis quiere explicar su origen. ¿A qué se deben los misteriosos socavones gigantes de Siberia? A potentes explosiones subterráneas de gas. Fueron detectados por primera vez en 2012 en el desértico permafrost siberiano. Alcanzan unos 50 metros de profundidad y unos 20 metros de diámetro.
La causa sería una filtración de gas natural caliente de las reservas subterráneas. La zona es conocida por sus vastas reservas de gas natural. Lo dice Helge Hellevang, principal autor del estudio y profesor de Geociencias Ambientales en la Universidad de Oslo (Noruega).
Permafrost débil
El permafrost es la capa de suelo permanentemente congelado. Puede almacenar grandes cantidades de materia orgánica, y el gas es precisamente eso. A medida que suben las temperaturas, el permafrost se derrite. Así se libera el metano almacenado durante miles de años.
Hellevang y sus colegas sugieren que existe otro mecanismo. El gas natural caliente, que se filtra a través de algún tipo de falla geológica, se acumula bajo la capa congelada del suelo. Entonces calienta el permafrost desde abajo. Lo debilitan desde adentro, debilitándolo y haciéndolo más propenso al colapso.
«Esta explosión sucede si el permafrost es tan fino y débil como para romperse», señala Hellenvang. Esto crea las condiciones perfectas para que el gas se libere de repente, desencadenando una explosión o un colapso mecánico causado por el gas. Así se forman los misteriosos socavones gigantes de Siberia. Las explosiones se oyen a 100 kilómetros de distancia. La hipótesis fue publicada en EarthArXiv y aún no ha sido validada por una revisión de pares científicos.
Peligro en la atmósfera
Si la hipótesis es correcta, podría suponer un problema para los modelos climáticos. El gas natural está lleno de metano, un potente gas de efecto invernadero. Esto podría significar que los cráteres están actuando como enormes chimeneas. El gas podría liberarse a la atmósfera.
«Se está vertiendo mucho metano en muy poco tiempo», declara, citado por New Scientist. Hellenvan es prudente. Si este fenómeno solo existe en una zona tan limitada, puede que el impacto sea ínfimo a escala mundial. Es probable que haya una gran cantidad de metano almacenado en reservas subterráneas. Pero no está claro cuánto de eso podría salir al exterior.