Los hijos criados por mujeres lesbianas muestran un mejor desarrollo.
Un estudio ha seguido a los hijos de 186 madres lesbianas desde 1986, y sus resultados concuerdan con trabajos anteriores: dichos hijos suelen presentar mejores aptitudes académicas, sociales y psicológicas que los criados por parejas heterosexuales. Para los responsables de la investigación, la principal razón residiría en que dichas familias homoparentales serían en mayor medida producto de un deseo planificado, y dispondrían de mayores recursos y tiempo para el cuidado de los hijos.
El trabajo, recién publicado en la revista Pediatrics (publicación oficial de la American Academy of Pediatrics) bajo el título “US National Longitudinal Lesbian Family Study: Psychological Adjustment of 17-Year-Old Adolescents”, es uno de los estudios más exhaustivos sobre el tema hasta la fecha (especialmente por su duración), e incluye información sobre 78 adolescentes que ya han alcanzado la edad de 17 años. Sus responsables son la Dra. Nanette Gartrell, profesora de Psiquiatría en la Universidad de California en San Francisco (y profesora de Derecho en la Universidad de Californa, Los Angeles), y Henry Bos, experto en Psicología Conductista de la Universidad de Ámsterdam.
El principal resultado de su trabajo es que los niños criados por madres que se definen como lesbianas (solas o en pareja) muestran un desarrollo similar al del resto de niños, o incluso mejor (aunque Gartrell se muestra reticente a usar ese adjetivo): mostrarían mejores resultados en medidas sobre sus aptitudes académicas, sociales y psicológicas (como autoestima y confianza en sí mismos), y serían menos proclives a presentar un comportamiento antisocial. La causa, sugieren los autores del estudio, sería la mayor planificación detrás de las familias con madres lesbianas, que se involucrarían más en la crianza y educación de sus vástagos.
Cabe mencionar que un 41% de los niños declaró haber sufrido algún tipo de discriminación por ser criados por padres del mismo sexo. Pero los investigadores no encontraron diferencias en el desarrollo psicológico entre dichos niños y los de un grupo de control: a la edad de 10 años, los niños que habían sufrido discriminación sí mostraban más signos de estrés psicológico que sus compañeros, pero al llegar a los 17 años dichas diferencias habían desaparecido, probablemente debido a “factores tales como el apoyo familiar y cambios en la educación sobre el respeto a la diversidad” según Gartrell.
En cualquier caso, estas conclusiones están de acuerdo con las de un creciente número de estudios realizados o avalados por la ACLU (American Civil Liberties Union), la Child Welfare League of America, la American Academy of Pediatrics, la National Association of Social Workers, la American Psychiatric Association, la American Psychological Association, el Department of Justice de Canadá o, en España, por instituciones como el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid e investigadores de las Universidades de Sevilla y del País Vasco. De hecho, estos resultados son una confirmación más que una sorpresa, según el Dr. Joseph F. Hagan, de la Universidad de Vermont, en un editorial que acompaña el estudio.
Por otra parte, diversos investigadores (incluidos los autores de este estudio) pretenden recopilar más datos sobre hogares con padres gays, esperando encontrar resultados similares. Probablemente no encuentren nada nuevo pero, como dice el Dr. Hagan, “es bueno tener aún más pruebas de que la paternidad por parte de gays y lesbianas no va a acabar con la vida en familia tal y como la conocemos”.