¿Por qué razón existen los años bisiestos?
El origen de nuestro calendario
Cada 4 años repetimos un calendario diferente. El mes de febrero nos llega con 29 días, uno más que de costumbre. Pero ¿de dónde vienen los años bisiestos?
La respuesta científica es la siguiente. Nuestro planeta tarda 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos en un movimiento de traslación. Eso significaba que el calendario andaba descuadrado.
Ya en tiempos de la Antigua roma, Julio César encargó a Sosígenes, reputado astrónomo, que creara un nuevo calendario que se ajustara más a la realidad del movimiento terrestre con respecto al sol. Este, propuso uno muy parecido al egipcio, en el que se añadía un día cada 4 años. Así fue como nació el calendario juliano.
Como el calendario juliano exigía un día adicional cada cuatro años, los romanos decidieron este sería en febrero, concretamente el día 24, que por entonces era el último mes del año.
Siglos más tarde, el calendario juliano fue perfeccionado por el papa Gregorio XIII, en el año 1582, mediante una bula, en el que el día 24 se trasladaba al 29. Desde entonces, el calendario Gregoriano es el que sigue rigiendo.
Aun así, sigue habiendo desajustes. Para que no vuelva a producirse, y el calendario esté lo más sincronizado posible a los movimientos terrestres, se creó también un sistema de excepciones a los años bisiestos. No se considerarán años bisiestos los que sean múltiplos de 100, excepto si también lo son de 400. Por este motivo, no fueron bisiestos el año 1800 ni 1900, pero sí que lo fue el año 2000. Y por mismo cálculo matemático ni el año 2100 ni el 2200 serán bisiestos.
No obstante, en algunos países como Francia o Suecia, han existido movimientos intentando personalizar el calendario. En 1792, en plena Revolución Francesa, se adoptó un calendario «republicano», diseñado por el matemático Gilbert Romme. El motivo de este nuevo sistema no era otro que eliminar las referencias religiosas del calendario gregoriano, renombrando los meses, dándole referencias laicas, y con otra duración distinta. Pero este intento no duró demasiado. Tras el derrocamiento de Napoleón en 1814 Francia regresó a la versión creada por Julio César y modificada finalmente por Gregorio XIII.