Los abejorros juegan con canicas
La ciencia lo confirma. Los abejorros juegan con canicas de madera. Incluso pueden recibir emociones positivas de estos juegos. ¿Es esto posible? Un estudio de la Universidad Queen Mary de Londres dice que sí.
Crearon un “patio de recreo” para 45 ejemplares de abejorro. Hay dos caminos: uno lleva directamente a la zona de alimentación. El otro está lleno de obstáculos en forma de pequeñas bolas de madera. En un lado de la vía esas bolas están fijas, pero en el otro lado están sueltas.
Jugando por diversión
Por su curiosidad, los abejorros no pudieron pasar de las bolas. Exploraron cada una de ellas al menos una vez. Cada abeja hizo rodar las bolas hasta 117 veces. La mayoría de los insectos siguió haciendo rodar las bolas durante uno o dos días más. «Es alucinante verlos mostrar algo parecido a un juego», revela el ecólogo Samadi Galpayage.
Los abejorros tendían a elegir el camino con las bolas sueltas como si fueran juguete. Antes de rodar su primera bola cada insecto no tenía especial interés hacia ninguna de las dos posibles vías.
«Es posible que experimenten algún tipo de estados emocionales positivos. Aunque sean rudimentarios». Los abejorros juveniles suelen rodar más bolas. El mismo comportamiento lo observamos en el caso de mamíferos. Los jóvenes necesitan práctica, por eso están más inclinados a jugar.
El fenómeno del juego consiste en cinco criterios:
- Es una actividad que no es funcional;
- Es voluntaria, espontánea e inherentemente gratificante;
- Difiere de otros comportamientos adaptativos;
- Se repite, pero también cambia;
- Se produce en ausencia de estrés.
Idea polémica
«Cada vez tenemos más pruebas. Y estas respaldan la necesidad de hacer todo lo posible para proteger a los insectos. No son criaturas descerebradas e insensibles como tradicionalmente se cree que son».
Los abejorros juegan con canicas. Sospechar la posibilidad de que esto revele un sentimiento rudimentario aviva la polémica. Sobre todo, en la situación cuando hay una tendencia de la disminución de insectos. Los investigadores subrayan que sus hallazgos contribuyen en la comprensión de las abejas. Creen que en el futuro ayudará a la gente a proteger la vida de los que viven en la Tierra.