Las moscas pueden jugar
Parecen ser seres muy simples. Pero en algunos niveles, no lo son tanto. Las moscas pueden jugar, según demuestran científicos de la Universidad de Leipzig. Durante el experimento, visitaban voluntaria y repetidamente un tiovivo.
«Un comportamiento similar al juego solo se había descrito principalmente en vertebrados», indican los investigadores. Publicasron sus hallazgos en la revista Current Biology.
¿Qué implica el comportamiento similar al juego de las moscas descrito por los investigadores? Movimientos pasivos voluntarios como balancearse, deslizarse o girar. Ahora se ha demostrado por primera vez en insectos. «Ayudaría a saber cómo los humanos también desarrollamos una autoconciencia eficiente de nuestro cuerpo», explican en un comunicado.
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Tiovivo
En colaboración con la Universidad de Northumbria, los investigadores realizaron un análisis detallado de cómo las moscas interactuaban con el tiovivo. Mientras que muchas moscas evitaban el carrusel, otras lo visitaban repetidamente y durante largos periodos. Cuando dos carruseles giraban alternativamente, las moscas incluso seguían activamente la estimulación.
Los científicos colocaron un total de 190 moscas de la fruta individuales en un recinto de carrusel. Es una cúpula de vidrio de aproximadamente un centímetro de alto. Luego las filmaron durante 3 a 14 días. Las posiciones de las moscas en las grabaciones fueron luego reconocidas y rastreadas automáticamente mediante un software especial. Solo una fracción de los datos generados se incluyó en el estudio.
«Utilizamos varios carruseles. Generamos y analizamos un total de alrededor de siete años de datos de filmación», dice el Dr. Tilman Triphan, el primer autor del estudio.
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El poder del juego
Este esfuerzo fue necesario. A diferencia de la mayoría de los experimentos de comportamiento con moscas, los investigadores tuvieron que confiar en el comportamiento voluntario de los insectos. No había suficiente espacio debajo de la cúpula de vidrio para que las moscas volaran hacia el carrusel.
«Sin embargo, pudimos distinguir si las moscas habían caminado deliberadamente hacia el tiovivo. O si habían saltado sobre él de forma descoordinada. Esto nos permitió demostrar que las visitas no planificadas al tiovivo eran bastante atípicas para las moscas que jugaban».
¿Qué implica el hallazgo de que las moscas pueden jugar? Propicia una investigación detallada de los factores genéticos, neuronales y bioquímicos subyacentes que influyen en el comportamiento lúdico de la mosca de la fruta. Y también los beneficios que esto tiene para las criaturas juguetonas en general.
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