La recuperación de un fresco milenario
Apareció en el norte del Perú. Lo curioso es que estuvo perdido más de un siglo, pero tiene unos mil años. Los arqueólogos lograron la recuperación de un fresco milenario del tiempo prehispánico.
Representa escenas mitológicas. Ya lo habían visto en fotografías en blanco y negro de hace más de un siglo. El arqueólogo suizo Sam Ghavami dirigió las excavaciones en octubre. Pasó cuatro años buscando la pintura rupestre, que cree que podría tener unos 1.000 años de antigüedad. Lo ayudó un equipo de estudiantes peruanos.
Culturas preincaicas
«Es un descubrimiento excepcional. En primer lugar porque es raro desenterrar pinturas murales de tal calidad en la arqueología precolombina. La composición de esta pintura es única en la historia del arte mural en el Perú prehispánico», afirmó.
El fresco forma parte del templo de Huaca Pintada. Esta perteneció a la civilización moche, que floreció entre los siglos I y VIII. Veneraba a la Luna, la lluvia, las iguanas y las arañas. El mural descubierto mide unos 30 metros de largo. Sus imágenes en pintura azul, marrón, roja, blanca y amarilla mostaza se conservan excepcionalmente bien.
Las imágenes pintadas «parecen estar inspiradas en la idea de una jerarquía sagrada. Está construida en torno al culto a los ancestros. Y a sus íntimos vínculos con las fuerzas de la naturaleza», según Ghavami. El arqueólogo cree que «podría interpretarse como una imagen metafórica. Un signo del orden político y religioso de los antiguos habitantes de la región».
El descubrimiento también es inusual. Y es que muestra una mezcla de estilos y elementos de dos culturas preincaicas. Intervienen la cultura moche y la Lambayeque. Estas vivieron en la costa norte de Perú entre los años 900 y 1350 de nuestra era.
La pista de las fotos
La existencia del mural solo se conocía a través de fotos en blanco y negro tomadas en 1916. Lo hizo el etnólogo alemán Hans Heinrich Bruning, que vivió en Perú durante muchos años. Sin embargo, los cazadores de tesoros destruyeron la pared cuando intentaban saquear el lugar.
Con el paso de los años, el fresco despertó el interés de Ghavami. Le llevó dos años obtener el permiso de la familia propietaria del terreno donde se encontró el mural. Gracias a esto se consiguió la recuperación de un fresco milenario.