¿La nieve es blanca o nosotros la vemos así?
Si bien el agua que vemos en los ríos tiene tonalidades distintas, en su estado puro es incolora. Lo mismo sucede cuando el agua pura se congela, el hielo formado sigue siendo transparente. Entonces, la nieve es blanca, pero ¿estás seguro de que es así?
¿Por qué la nieve es blanca?
En principio, debemos saber que la luz tiene muchas frecuencias distintas. A causa de esas frecuencias es que nuestros ojos perciben los diferentes colores. Las distintas frecuencias de vibración debido a las partículas que componen los objetos, forman cada color en particular.
Cuando se trata de la luz, las moléculas y átomos de cada objeto absorben cierta energía. Esta energía se disipa en forma de calor. Aunque algunos objetos absorben más energía que otros dependiendo de la frecuencia de la luz.
Para entender mejor por qué la nieve es blanca y no es transparente debemos conocer sus propiedades físicas. En el caso de un bloque de hielo, que lo vemos transparente, los fotones de luz no lo atraviesan de manera directa. En este caso la luz es alterada y sale del hielo sólido en otra dirección.
Sin embargo, la nieve no se trata de un bloque de hielo sólido, sino de millones de cristales de hielo pequeñísimos. Cuando esos diminutos cristales son atravesados por un fotón de luz, su dirección se modifica al entrar y salir de cada uno de los cristales.
En cada uno de esos millones de cristales la luz “rebota” para todos sus lados. Esto hace que veamos la nieve de color blanco. Es la suma de mezclar todos los colores del arco iris, rojo, naranja, verde, amarillo, violeta y azul. El resultado de mezclar todas las frecuencias en el espectro visible, da como resultado el color blanco.
Existe una buena forma de probarlo
Según Kenneth Libbrecht, profesor del Instituto de Tecnología de California, existe una manera de probarlo. Si tomamos un bloque de hielo transparente y lo golpeamos con un martillo hasta que solo queden pequeños fragmentos, el resultado será blanco que los diminutos trozos serán blancos.
Es nuestra vista la que ve a la nieve de color blanco. Un blanco que la mayoría de las veces hace que debamos usar gafas especiales porque el reflejo solar es más intenso. Sin embargo, cada uno de los cristales de nieve por separado es transparente. Cuando cada uno de esos copos caen por millones y se acumulan, los vemos de color blanco. Es el resultado del “viaje” que realiza la luz al entrar y salir de cada copo de nieve.
Aunque, hay lugares donde la nieve puede adquirir otros colores. Esto sucede cuando, como en los casos de los ríos, se contamina con lo que encuentra en la superficie. Las algas que crecen en la nieve, la tiñen de colores como el rojo, naranja, verde o amarillo. También en las zonas más frías de nuestro planeta puede tomar una coloración azulada. Es porque la nieve se compacta tomando el color característico de los glaciares.