La catedral subterránea de Damanhur
En los Alpes italianos, y ubicada a 40 kilómetros de Turín, se encuentra la catedral subterránea más grande del mundo. Está emplazada en el corazón del valle de Valchiusella, en el municipio de Vidracco, donde solo habitan 500 personas aproximadamente. Por su impactante belleza, la catedral subterránea de Damanhur está considerada como la octava maravilla del mundo, aunque no es posible verla a simple vista.
La ciudad de Damanhur
La ciudad secreta de Damanhur está excavada en el corazón de la montaña. Alcanza una profundidad de 70 metros repartidos en cinco niveles. La gran obra tiene 850.000 metros cúbicos. Es reconocido como “Los templos de la humanidad”. Una maravilla que combina los colores y las luces con el arte. Está formada por serpenteantes pasadizos y pasillos que desembocan en 9 grandes salas profusamente decoradas. Allí se pueden ver esculturas, mosaicos y pinturas.
Corría 1979 cuando una comunidad de 28 personas llegó a los Alpes italianos. Comenzaron de noche una excavación en la montaña en el más absoluto secreto. Tenían un proyecto, construir el templo subterráneo más grande del mundo. Se trata de una obra grandiosa con nueve templos. Cada uno de ellos es un amplio salón que está interconectado con los otros, por kilómetros de túneles.
Los templos están dispuestos como si fueran un gran libro tridimensional. Muestra un viaje que nos cuenta la historia de la humanidad. Es una ecoaldea y a la vez, una comunidad espiritual. Recibió el nombre de Damanhur, de un antiguo templo subterráneo egipcio dedicado al dios Horus. Damanhur quiere decir “Ciudad de la luz”.
Falco Tarassacose
Oberto Airaudi, cambió su nombre por Falco Tarassacose y fue el responsable de la idea y creación de la ciudad. La profesora de Sociología de la Religión de la Universidad de Turín, Stefanía Palisaro, cuenta que sus discípulos consideraban a Falco como una “criatura extraordinaria”. Lo veían como una persona que “viajó en el tiempo en una aventura mágica para salvar la tierra y sus habitantes”. Para quienes profesan el “damanhurianismo”, los viajes en el tiempo son posibles a través de “cabinas de viaje”. Aunque solo pueden hacerlo los que llegan al más alto nivel de iluminación.
En el mes de julio de 1992, cuando la mayor parte de la catedral subterránea de Damanhur estaba terminada, un fiscal se apersonó en el lugar. Él deseaba ver la construcción y en caso de no conseguir el permiso dinamitarían la gran construcción. Falco cedió ante el fiscal y sus hombres y otorgó la autorización pertinente. Los visitantes quedaron fascinados por lo que pudieron ver. Tras recorrer las nueve cámaras excavadas se emocionaron hasta las lágrimas.
En 1996 los damanhurianos recibieron la autorización legal para mantener su templo, aunque no podrían continuar con la excavación, o sea que era imposible agrandarla. En la actualidad, una humilde puerta de madera es al acceso a Damanhur. Nadie que pase por allí, puede imaginar que la catedral subterránea de Damanhur está detrás de esa puerta.