¿El blanqueamiento dental funciona? ¿Y es seguro?
En blanqueamiento dental está a la orden del día. Se ha popularizado entre los personajes más famosos, y su uso se ha extendido rápidamente entre la sociedad. De hecho, tal ha sido su crecimiento que, cada año, en Estados Unidos se gastan 11 mil millones de dólares. Alguno de estos productos, incluso los procedimientos aplicados por dentistas profesionales, tienen desventajas.
Pero antes, un poco de historia. El blanqueamiento dental se remonta a los egipcios, que mezclaban vinagre de vino con piedra pómez triturada para pulir sus sonrisas. Peor aún fueron los romanos: utilizaban su orina para blanquear los dientes, ya que resulta que el amoníaco contenido en nuestras aguas residuales actúa como blanqueador.
Afortunadamente, los tratamientos actuales no son tan desagradables. Los consumidores tiene acceso a docenas de abrasivos, blanquadores y láseres que alegran sus sonrisas sin darles aliento a orina, como en la antigua Roma.
¿Cuántos de nosotros queremos blanquearnos los dientes? En una encuesta de 2013, en Estados Unidos, el 89% de los ortodoncistas dijo que los pacientes que habían pedido hora era para blanquear sus dientes. Y, de hecho, se espera que la cifra inicial de 11 mil millones de dólares crezca a 44 mil millones antes de 2019.
Así pues, ¿cuán bueno es esto para tus dientes? Depende del tratamiento y de la calidad de tus incisivos. Genética, higiene y el cuidado dental pueden jugar un papel clave, o si has consumido mucho café, vino o has fumado. El blanqueamiento no funciona, por ejemplo, en implantes o en caries, y puede producir efectos secundarios a corto plazo, como sensibilidad dental.
Las pastas de dientas blanqueadoras utilizan abrasivos para depurar las manchas superficiales. Debido a que la pasta de dientes funciona sólo superficialmente, el efecto visible es mínimo, pues la coloración real se obtiene de la dentina, en el interior. Si aún sigues pensando en utilizar estas pastas, recuerda de adquirir una que no cause daños en el esmalte.
Ahora, si vas a acudir a un profesional, debes de saber que generalmente los blanqueadores contienen peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida, que cuando estos productos químicos se descomponen, liberan oxígeno en el esmalte de los dientes, lo que aclara su color.
Los profesionales del blanqueo tienden a utilizar altas concentraciones de peróxido de hidrógeno, entre un 25 y un 40 por ciento. Este material puede abrasar las encías, por lo que el dentista deberá de cubrirlas con un dique de goma para protegerlas durante el tratamiento.
También, hay otros tratamientos como geles o tiras adhesivas. Estos métodos utilizan concentraciones más bajas de los mismos productos químicos, generalmente de 5 a 15 por ciento de peróxido de hidrógeno, lo que los hace más seguros.
Estos dos últimos métodos han demostrado ser eficaces cuando se utilizan según las indicaciones.
Cabe puntualizar, pero, que la moderación es la clave. Se ha conocido un trastorno llamado bleachorexia, donde los que la sufren buscan unos dientes cada vez más blancos, haciéndose blanqueamientos casi cada semana. Tal intensidad de blanqueo puede desgastar el esmalte a niveles peligrosos. Esto no sólo puede hacer que tus dientes sean más sensibles, sino que además expone más la dentina, lo que podría hacer, irónicamente, que tus dientes parezcan más amarillos.
Para los no-obsesivos, el blanqueo y otros tratamientos tienen muy pocos efectos secundarios durareros. Estudios desde finales de 1980 han demostrado que los efectos a corto plazo son leves y de corta duración: sólo los dientes sensibles ocasionales o encías irritadas tras el tratamiento. No se han encontrado, por el momento, efectos a largo plazo, pero de acuerdo a un artículo de revisión de 2009, se necesita más investigación para asegurarlo, pues la mayoría de los estudios han sido financiados por empresas que producen blanqueadores dentales.
Por último, cabe puntualizar que es un procedimiento cosmético, por lo que no hay que confundir un diente blanco con un diente sano. Por muy blanco que te queden, recuerda cepillártelos tres veces al día y utilizar hilo dental si quieres que te duren toda la vida. También, si decides por aplicarte este tratamiento, recuerda acudir a tu dentista de toda la vida y no en un centro no especializado por un precio inferior.