¿Qué duda cabe? El premio Nobel es la máxima distinción científica. La Academia tiene un estricto protocolo para la entrega de los premios. Aunque, algunas veces, la vida les deparó sorpresas en el proceso. Mejor dicho, la muerte. Por ejemplo, en el caso del Nobel que se entregó a un muerto.
Otros casos
Es cierto que se han entregado premios Nobel póstumos, a sabiendas de la muerte de los galardonados. Es el caso de los suecos Dag Hammarskjöld y Erik Axel Karlfeldt.
Karlfeldt es uno de los grandes poetas de principios del siglo XX en Suecia. Se convirtió en secretario permanente de la Academia Sueca de Letras. Es la entidad que otorga el Nobel de Literatura. Se dice que el comité lo eligió para el Nobel en 1918. Pero él lo rechazó por su condición de secretario. Por tanto, esperaron hasta su muerte en 1931 para asignarle el premio de forma póstuma.
El caso de Hammarskjöld es un poco más dramático. En el momento de su muerte era el Secretario General de Naciones Unidas. Lo era desde 1953, apenas ocho años después de la creación de la ONU. En septiembre de 1961, en un viaje al Congo, su avioneta cayó. Su muerte generó una gran conmoción alrededor del mundo.
El Comité del Nobel de Paz decidió otorgarle el galardón a Hammarskjöld. No había sido con Mahatma Ghandi en 1948. No se le otorgó el mismo galardón de forma póstuma al líder indio. ¿Por qué? El Comité dijo: «no hay heredero o entidad que pudiera recibir el premio económico».
Caso excepcional
Luego, la Fundación Nobel corrigió sus estatutos. Decidió que no se iba a entregar el premio de forma póstuma. Con una excepción: si el galardonado fallecía entre el anuncio y la ceremonia.
Pero el Nobel que se entregó a un muerto no cumplió esa condición. En 2011, el Nobel de Medicina le fue otorgado a Ralph Steinman. Cuando se comunicaron con él, se enteraron. Había muerto tres días antes.
Es decir, murió antes de la decisión de premiarlo. Sin embargo, se decidió sostener la decisión. El Comité del Premio emitió un comunicado. Decía: «los eventos que han ocurrido son únicos. No tienen precedentes en la historia del Premio Nobel». Estamos seguros de que los herederos estuvieron muy de acuerdo con la decisión de la Academia.
