El Museo de Madame Tussauds y los decapitados
Es uno de los lugares más visitados de Londres. Y, sin duda, el museo de cera más importante del mundo. El Museo de Madame Tussauds posee la colección más grande de celebridades. Pero no todos conocen la vida de su fundadora, la verdadera Madame Tussauds. O de las cabezas decapitadas que forman parte de su historia.
El verdadero nombre de Madame Tussaud era Marie Grosholtz. Nació en Estrasburgo en 1761. Con el tiempo, sus aires de grandeza la llevaron a inventarse orígenes ilustres. Afirmaba haber nacido en Berna y haber vivido en el palacio de Versalles con la familia real. En sus manos, la verdad era tan moldeable como la cera.
Voltaire, su primera figura de cera
Philippe Curtius era un médico anatomista de origen alemán instalado en Berna. Él mismo modelaba en cera los especímenes que servían para enseñar anatomía a los futuros médicos. Usó la misma técnica para realizar retratos de personajes famosos. En 1765 abandonó la medicina para dedicarse a la escultura en cera. Con él llegaron Marie y su madre. Ante la ausencia del padre, Marie creció bajo la tutela del médico, a quien trató como su tío y con quien aprendería las técnicas escultóricas.
Años más tarde, Marie creó su primera figura de cera, la del filósofo Voltaire. Luego hizo a Rousseau y Benjamin Franklin. Con el estallido de la Revolución en 1789, las vidas de la joven y de su mentor corrían peligro, ya que ambos eran monárquicos. Curtius era hombre de negocios. Sabía que la mejor manera de sobrevivir era adaptar su colección a tan cambiantes tiempos. Los nuevos protagonistas de su galería fueron los nuevos gobernantes. Y aquellos a quienes ordenaron decapitar.
El Museo de Madame Tussauds y los decapitados
Durante el período del Terror, entre el otoño de 1793 y la primavera de 1794, fue arrestada junto con Josefina de Beauharnais. Gracias a las gestiones de Curtius y algunos amigos, fue puesta en libertad. Recibió un encargo: realizar los bustos de los ejecutados.
Las cabezas decapitadas y aún ensangrentadas eran llevadas al obrador de Marie para hacer inmediatamente sus moldes. Los macabros bustos fueron incorporados a la exposición. Luis XVI, María Antonieta, Marat y Robespierre fueron engrosando su colección al ritmo que marcaba la guillotina.
Marie heredó el salón de exposiciones del Boulevard du Temple. Un año después, Marie se casó con el ingeniero François Tussaud. Así se convirtió en Madame Tussaud. Pronto, un encuentro con el artista itinerante de origen alemán Paul Philidor cambió el curso de su vida.
El show del terror
Philidor era un ilusionista de la linterna mágica, antecesora del cine. Permitía proyectar sobre paredes y lienzos las imágenes pintadas en placas de cristal. Un público ávido de nuevas sensaciones se dejaba aterrorizar por los estremecedores fantasmas y espectros diabólicos que brotaban de la linterna de Philidor.
Le propuso a Madame Tussaud asociar los espíritus diabólicos y las figuras de cera. Crearon un espectáculo en el teatro del Liceo de Londres. Luego, con su colección de bustos empezó a viajar en carruaje a través de Europa.
Madame Tussaud exponía sus piezas en salones lujosos que alquilaba. Atraía a la clase media adinerada. Las giras resultaban rentables y Marie enviaba dinero a su esposo, que había vuelto a París. Monsieur Tussaud se gastaba todo el dinero.
La reina Victoria y la fama
En 1835, Marie y sus hijos instalaron su colección en Baker Street. En una época en que las ejecuciones ya no eran públicas, se les ocurrió crear la «cámara del horror». Combinaba la sangrienta violencia de la Revolución francesa con figuras de asesinos famosos. La popularidad del museo se disparó en 1837. Fue cuando la joven reina Victoria permitió que modelasen su figura y que la vistieran con la réplica exacta de su atuendo de coronación.
Marie Tussaud murió a los 88 años. En 1884, su nieto Joseph trasladó la exposición a un edificio mayor en la calle Marylebone, donde continúa. Un incendio (en 1925) y los bombardeos durante la segunda guerra mundial afectaron al museo. Pero aún se conservan algunas de sus figuras originales. Actualmente el Museo de Madame Tussauds tiene 24 sedes en Asia, Europa, América y Oceanía.
Atrás quedó el tiempo de las cabezas decapitadas, pero permanece la fascinación.