El hombre que tenía una mano de cuchillo
El hallazgo se hizo al norte de Italia. Es un esqueleto de entre los siglos VI y VIII d.C. ¿Qué lo hizo tan particular? Pues bien, era un hombre de entre 40 y 50 años. Le habían amputado el brazo derecho a la altura de la mitad del antebrazo. Y en su lugar aparecía insertada un arma filosa. Es el hombre que tenía una mano de cuchillo.
Extremidad reemplazada
Ileana Micarelli, de la Universidad Sapienza en Roma, dirigió la investigación. «La extremidad pudo amputarse por razones médicas. Tal vez la extremidad anterior se haya roto debido a una caída accidental o por algún otro medio. O tal vez fue en una batalla». El artículo se publicó en el Journal of Anthropological Sciences.
En lugar de la mano, aparecía insertado un cuchillo. Los extremos del hueso mostraron evidencia de presión biomecánica. Se remodelaron huesos para formar un callo y un espolón óseo en el cúbito. Es el tipo de presión que podría haber sido aplicada por una prótesis. Algo más: los dientes del hombre mostraban un desgaste extremo. Había una gran pérdida de esmalte y una lesión ósea. ¿Qué tiene eso que ver con una prótesis? Seguro usaba los dientes para apretar las correas que lo sujetaban.
Hábil sobreviviente
En el sitio de la amputación, los arqueólogos encontraron una hebilla en forma de D. Había material orgánico descompuesto, probablemente cuero. Esto sugiere una gorra de cuero sobre la extremidad amputada y una hebilla utilizada para sujetar. Por la avanzada curación del hueso, está claro que el hombre que tenía una mano de cuchillo vivió así mucho tiempo.
«Este longobardo muestra una supervivencia notable después de una amputación de una extremidad. Y esto pasó en una era anterior a los antibióticos. Se adaptó muy bien a su condición. Y usó un dispositivo derivado de la cultura de su tiempo», dijeron los expertos.
«La supervivencia de este hombre longobardo atestigua varias cosas. Muestra el cuidado de la comunidad, la compasión familiar y el valor de la vida humana».