El helado perfecto
Nada tiene que ver un “gelato” con un helado de cualquier otro lugar del mundo, y la textura de este postre milenario es determinante a la hora de establecer preferencias. En función de los ingredientes empleados en su fabricación, nos encontramos con distintos tipos de helado de cremosidad variable , siendo esta la característica que proporciona un mayor disfrute en la degustación y que, por tanto, aumenta la impresión de calidad. Según una nueva investigación, la adición de nata, huevo e hidrocoloides a la receta, aumenta y prolonga significativamente la cremosidad, al tiempo que disminuye la desagradable percepción de congelación.
Además de la presentación y el sabor del helado, las sensaciones que este desencadenada en nuestra lengua y paladar son claves para convencernos de su exquisitez. Las variaciones de temperatura, cremosidad y textura que notamos en la boca mientras el producto se funde y convierte en un líquido viscoso se pueden visualizar como curvas de colores en una pantalla de ordenador gracias a un software, basado en la técnica de “predominio temporal de las sensaciones”, capaz de procesar la percepción sensorial del acto de comer helado.
El equipo de investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (CSIC) evaluó seis muestras de helado con texturas muy diferentes empleando dicha tecnología. Los resultados mostraron que los helados fabricados únicamente con leche y azúcar, generaban sensaciones de frío y de falta de suavidad, mientras que los que incluían nata, huevo e hidrocoloides (macromoléculas que aportan viscosidad y estabilidad al producto), presentaban una mayor cremosidad y recubrimiento bucal, y retardaban la sensación de frío-hielo, negativa para el consumidor.
Según los autores, el conocimiento de estos detalles y de la dinámica de percepción sensorial del helado ayudará a los fabricantes a cuantificar mejor las dosis idóneas de los ingredientes y a elaborar la receta perfecta.