El conde asesino que nunca fue atrapado
Su nombre era Richard John Bingham, y era un noble. El 8 de noviembre de 1974 mató a golpes a la niñera de sus hijos. La había confundido con su mujer. Después, pareció esfumarse por completo. Nadie supo más de él. Se trata del conde asesino que nunca fue atrapado.
Jugador empedernido
Mucha gente dice haberlo visto en varias ciudades del mundo. Lo cierto es que no sabe si vive o no. Este hombre de modales distinguidos era un playboy y jugador empedernido. Nació en Londres en 1934, hijo de George Charles Patrick Bingham, el sexto conde de Lucan. Hizo el servicio militar y en 1954 consiguió un trabajo en un banco. Jugaba al backgamon, al póker y no se perdía una carrera de caballos. Perdía mucho dinero.
En 1963, Lucky Lucan conoció a la modelo Veronica Duncan. Se comprometieron y se casó pocos meses más tarde. Tiempo después, ella empezó a reprocharle sus pérdidas en las apuestas. Con la muerte de su padre, Bingham heredó mucho dinero. Tuvieron unos pocos años de relativa tranquilidad, pero no duró. Nuevamente, las apuestas lo perdieron.
En enero de 1973 se separaron. Lord Lucan estaba endeudado y lo desesperaba la enfermedad de los nervios de su mujer. Quería internar la Veronica en un hospital psiquiátrico. Llevó el caso a los tribunales, pero lo perdió a principios de 1974. Un jueves de noviembre de 1974, entró a la casa de ella con la llave que aún tenía. Esperó en la oscuridad del sótano a que su esposa entrara. Cuando vio la silueta femenina, la golpeó con un tubo hasta matarla.
Error fatal
Lo que no sabía era que se había equivocado: no era su esposa, sino la niñera, Sandra Rivett.
Su esposa lo escuchó y vio cómo huía del lugar. Cuando la policía llegó, ya estaba lejos. Empezó la persecución, pero era como un fantasma. Nadie lo veía, nadie supo nada de él. Luego se supo que estuvo poco después en la casa de un amigo. Más tarde, su auto se halló, abandonado, y tenía el tubo usado en el crimen. No se supo más. Lord Lucan fue declarado muerto en noviembre de 1999. Habían transcurrido veinticinco años después de su crimen y su desaparición.
Richard John Bingham, el conde asesino que nunca fue atrapado, tendría hoy 87 años. Nadie sabe si está vivo o muerto. Es un fantasma.