El Camino Encantado
El Camin Encantau o El Camino Encantado es una muestra de la belleza y la magia de los bosques de Asturias. Repleta de personajes mitológicos, recorrer esta senda es como viajar hacia un mundo donde las leyendas se hacen realidad y los traviesos duendecillos, hadas y serpientes aladas cobran vida. El Camín Encantau discurre por los hermosos parajes del Valle de Ardisana, en LLanes. Las criaturas de la mitología asturiana, elaboradas con madera, se confunden en la espesura de los bosques y se presentan a si mismas a los curiosos que se les acercan:
«Soy el Nuberu. Yo mando sobre la lluvia y los vientos. El relámpago es mi látigo y el trueno mi voz. ¿Quieres llegar seco al final de tu camino? Pues respeta la naturaleza o tendré que enfadarme”.
«Soy el Sumiciu dicen que no existo. pero cuando desaparece algo todos se acuerdan de mi. Mira bien en tus bolsillos antes de seguir tu camino, no acepto reclamaciones. Además, no existo … ¿O sí?»
El hombre del sacu, mítico personaje que atemoriza a los infantes «¿Te asusté? No, claro que no. De día sois todos muy valientes. Ni al hombre del saco le teméis. Pero en estos bosques es fácil perderse, y no soy lo más terrible que vas a encontrarte».
Pero hay mucho más: una reunión de traviesos trasgus, el Pataricu, gigante mitológico marino “comeniños” dotado de un solo ojo que siempre vigila, el Diañu Burlón, que puede cambiar de forma a su antojo, el Cuélebre, dragón que custodia tesoros y princesas; el Busgosu, guardián de los bosques; la lavandera, la castañera, etcétera.
Siempre vigilantes los seres del Camín Encantáu no solo dan lecciones de mitología y leyenda asturiana también transmiten a los visitantes un mensaje de respeto por su fantástico bosque de castaños, avellanos, fresnos, eucaliptos, abedules y tejos.
A lo largo de esta bella ruta los ancestrales y húmedos bosques conviven en perfecto equilibrio con las casas típicas del perenne verde campo asturiano, con las iglesias, los mitológicos hórreos y casonas de indianos. En el pueblo de la Malatería se alza el majestuoso y milenario texu o tejo que, según los antiguos pobladores de Asturies, representa la vida y la muerte.