El análisis de ADN de una momia del siglo XVI revela la evidencia más antigua de una enfermedad moderna
Gracias a la secuencia avanzada de ADN de una momia del siglo XVI, un equipo de científicos ha revelado la compleja historia y procesos evolutivos de la hepatitis B. Estos datos genómicos son la evidencia más antigua del virus y sugieren que los humanos han vivido, y tal vez evolucionado, con esta enfermedad durante siglos.
El estudio, publicado en PLOS Pathogens, señala que ha habido una «considerable incertidumbre sobre la escala de tiempo del origen y la evolución de la hepatitis B«. Sin embargo, los datos genómicos recientemente extraídos de los restos momificados durante 450 años de un niño enterrado en la Basílica de San Domenico Maggiore en Nápoles, Italia, han agregado más información a la historia».
Un análisis previo no utilizó pruebas de ADN e identificó al niño como un infectado con el virus de la viruela. Los niños infectados desarrollaron una erupción facial conocida como síndrome de Gianotti-Crosti, similar a la misma erupción ampollosa de la hepatitis B. Es una posible identificación errónea que ilustra los desafíos de identificar enfermedades infecciosas en el pasado.
Mediante el uso de técnicas avanzadas de secuenciación de ADN, los científicos utilizaron pequeñas muestras de tejido de la piel y de los huesos para extraer fragmentos diminutos de ADN, y luego unieron fragmentos de información genética para recrear un genoma de la hepatitis.
«Estos datos enfatizan la importancia de los enfoques moleculares para ayudar a identificar la presencia de patógenos clave en el pasado, permitiéndonos restringir mejor el tiempo que pueden haber infectado a los humanos», afirma Hendrik Poinar, genetista evolutivo e investigador de enfermedades infecciosas.
Los virus pueden evolucionar rápidamente, a veces en cuestión de días, pero los investigadores sugieren que esta antigua cepa de la hepatitis B ha cambiado poco en los últimos 450 años. Esto se debe a que tanto las cepas antiguas como modernas de la hepatitis carecen de estructura temporal, que es una tasa mensurable de evolución a lo largo del período que separa a la momia de los ejemplos modernos.
Si es cierto, este patrón filogenético indica que los genotipos de la hepatitis B se diversificaron mucho antes del siglo XVI y permiten la comparación de las posibles similitudes patogénicas entre la hepatitis B moderna y la antigua.
«Cuanto más entendemos sobre el comportamiento de pandemias y brotes del pasado, mayor es nuestra comprensión de cómo los patógenos modernos funcionan y se diseminan, y esta información finalmente ayudará a su control», afirma el experto.
La hepatitis B es un patógeno penetrante, complejo y mortal que ataca el hígado y causa enfermedades tanto agudas como crónicas. Se transmite por contacto con sangre u otros fluidos corporales de una persona infectada. Se estima que 257 millones de personas viven con el virus, con 887.000 muertes estimadas hace tres años.