El aeropuerto más inútil del mundo
Se encuentra en la célebre isla Santa Elena, donde terminó sus días Napoleón. Por mucho tiempo, solo se podía llegar allí en barco. Entonces surgió la idea de un aeropuerto. Pero se convertiría en el aeropuerto más inútil del mundo.
Costó más de 300 millones de dólares. Desde el principio hubo dudas sobre la seguridad de la zona para los aviones. Por lo tanto, se decidió hacer numerosas pruebas previas. Se comprobó que los fuertes vientos eran constantes. Las montañas cerca de la pista eran un peligro adicional.
Sin previsión
Un informe oficial concluyó que las condiciones climáticas no habían sido previstas. “El aeropuerto no sirve ni a su pueblo ni a los contribuyentes que pagan los impuestos”, sentenciaba el documento. Al principio se permitió el arribo de aeronaves pequeñas y maniobrables como el Boeing 737. El 2016 aterrizó el primer avión comercial de pasajeros en el aeropuerto de Santa Elena. Pero tuvo que abortar tres veces el aterrizaje hasta poder completarlo.
Luego de muchas idas y venidas, se otorgó el certificado de operaciones al nuevo aeropuerto, sin permitir operaciones regulares. Los vientos eran el problema principal. Eran un verdadero riesgo para los pasajeros y la tripulación.
Después se limitó operaciones a aviones pequeños como el Embraer E190, o el Avro RJ100. Aeronaves más grandes tendrían problemas de frenado por los vientos. Fue como un baldazo de agua fría para los habitantes de Santa Elena. Querían convertir a la isla en un destino turístico que impulsaría su economía.
Inutilidad
Al día de hoy, el aeropuerto se encuentra abierto aún. Estuvo cerrado como muchas terminales del mundo a causa de la crisis sanitaria. Ahora recibe vuelos operados por Titan Airways. Muchos lo consideran ya el aeropuerto más inútil del mundo. Fue muy costoso e improvisado, lo cual siempre es una mala combinación. De todos modos, los habitantes esperan que pronto haya más rutas de vuelo que conecten directamente con el Reino Unido. Veremos si el tiempo (y el viento) lo permiten.