Según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, el verano de 2014 comenzará en España exactamente a las 12:51 (hora peninsular) del sábado 21 de junio, al tiempo que se inicia el invierno en la otra mitad del planeta.
En el caso del solsticio de verano, ocurre lo opuesto al solsticio de invierno: la llegada de la estación viene marcada por el momento en el que el Sol alcanza su posición más boreal en la eclíptica. La eclíptica es la línea imaginaria que dibuja el Sol en el firmamento en su trayectoria “aparente” de norte a sur, que en realidad es fruto del movimiento de traslación de nuestro planeta y no del astro rey. El inicio astronómico de la primavera y el otoño, sin embargo, se corresponde con el momento en que el Sol se sitúa en los dos puntos (Aries y Libra) en los que converge la eclíptica con otra línea imaginaria: el ecuador celeste. En ningún caso, la llegada de las estaciones tiene que ver con la distancia que separa al Sol y la Tierra, como se suele creer.
El próximo sábado, por tanto, el Sol alcanzará su máxima declinación norte (+23º 27′) y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambiará; de ahí la denominación de solsticio, que significa «sol quieto». Por otro lado, el día del solsticio de verano es el de mayor duración del año, llegando a alcanzar en el interior del país las 15 horas de luz, frente a las escasas 9 que duró el día del solsticio de invierno. En los días cercanos al 4 de julio se dará también el máximo alejamiento anual (afelio) entre la Tierra y el Sol.
A partir del sábado, ya podremos disfrutar oficialmente de la estación en la que aumentan los dolores de cabeza, las intoxicaciones alimentarias, las infecciones y los problemas circulatorios.
