Algunos coches en Sudáfrica fueron equipados con lanzallamas
En 1998 el sudafricano Charl Fourie inventó este artilugio ideado para defenderse de los robos y secuestros cuando uno se encuentra dentro del coche. El aparato era la respuesta de Fourie a la preocupante ola de crímenes violentos que azotaba (y todavía sigue, aunque en menor medida) a Sudáfrica.
Consistía en un lanzallamas de gasolina acoplado a los laterales del vehículo bajo las puertas. Si un grupo de ladrones o secuestradores tratan de atacar el coche mientras está parado (la situación más probable) , el ocupante acciona un interruptor y lanzar llamas de cinco metros a las cara de quien intente acercarse a las puertas. El inventor aseguró que el invento difícilmente puede causar la muerte del atacante, más bien dejarle ciego. Nunca se llegó a prohibir el aparato, pero su alto coste resultó en pocas unidades vendidas.