Un error de traducción convirtió a la manzana en el fruto prohibido
Muchos conocemos la historia de Adán y Eva, relatada en la Biblia, en la que ambos son expulsados del paraíso por comer del fruto prohibido, una manzana.
Lo que no tanta gente sabe es que curiosamente, la Biblia original no dice nada de manzana.
En el año 382 d.C. Jerónimo de Estridón recibió el encargo por parte del papa Damaso I de realizar una versión en latín de la Biblia, que sería denominada Vulgata, en referencia a las clases bajas (vulgo).
Jerónimo no dominaba el hebreo y cometió algunos errores que han llevado a la confusión a lo largo de todos estos siglos.
Originalmente en el Génesis, aparece el pasaje en el que Dios indica a Adán y Eva que no deberán comer del fruto del árbol del bien y del mal. El término «mal» fue traducido al latín vulgar por «malum» que tanto servía para designar a un acto negativo como para llamar a una manzana, por lo que el vulgo que comenzó a leer la nueva versión de la Biblia se quedó con el significado de manzana. Y así, un error de traducción convirtió a la manzana en el fruto prohibido
Por supuesto, la Iglesia está al corriente desde hace ya un tiempo, pero fue tal la aceptación popular de la manzana, que decidieron ignorar el error.