Un cómic de dos mil años de antigüedad
En una tumba en Jordania
De acuerdo, no es un cómic como los actuales. Y no está en el formato usual de papel. Pero es un cómic de dos mil años de antigüedad. Y eso lo vuelve único. ¿Dónde apareció? En Jordania. Muestra a trabajadores de la antigua ciudad de Capitolias, al norte de ese país.
Diálogos intensos
Sus autores entrelazaron con dibujos frases pronunciadas por los propios protagonistas. Es un precedente claro del cómic moderno. Las ilustraciones fueron encontradas junto a una tumba.
Aparecen personajes diversos. Canteros, albañiles escalando paredes, trabajadores de todo tipo. Parece representar las diversas fases del proceso de construcción y fundación de una nueva ciudad en el Imperio Romano.
Se cree que la persona enterrada, según han podido comprobar los arqueólogos, fuese la encargada de oficiar la escena del sacrificio de la pintura central. Debió de ser el fundador de la ciudad.
Un trabajador exclama: «Estoy cortando (la piedra)», mientras otro le responde: «¡Ay de mí! ¡Estoy muerto!». Es solo un ejemplo del fluir de estas representaciones entre imagen y diálogo. Se va construyendo la forma misma del cómic que todos conocemos.
Los escritos aparecen con letras griegas. Pero el idioma empleado es, en realidad, el arameo. Era ampliamente hablado por los pueblos semíticos del Cercano Oriente. Este detalle constata la mezcla de culturas que allí se reunió. Es un testimonio extraordinario de la multietnicidad que compuso la franja del Imperio Romano.
Intercambios gramaticales
En aquel momento, la naciente cultura latina y la antigua cultura griega empezaban a convivir con las culturas semíticas preexistentes. Esto llevaba al intercambio de palabras constante. El efecto gramatical del arameo escrito con el alfabeto griego es completamente singular. En la lengua semítica las vocales no son explícitas, mientras que en la pintura de las tumbas sí lo son.
Nuestros antepasados establecieron los patrones para nuestra vida siglos después. Un cómic de dos mil años de antigüedad lo demuestra.