En cada pueblo de España son típicas unas costumbres, tanto en gastronomía como en fiestas, que han sido transmitidas desde sus orígenes, de generación en generación.
En Castrillo de Murcia, un pueblo de Burgos, en Castilla y León, el domingo siguiente al día del Corpus, es típico celebrar la fiesta del Colacho, una fiesta que ha sido declarada como Interés Turístico de Castilla y León. Es una costumbre que proviene del siglo XVII y se ha cultivado hasta nuestros días.
La fiesta trata de que el Colacho, un personaje vestido con diferentes colores llamativos y una máscara, representa al diablo y se dedica a fustigar con una cola de caballo a los habitantes del pueblo que le insultan.
En algunos lugares del pueblo por donde hacen el recorrido las personas que representan al diablo, se colocan altares con flores y niños pequeños que hayan nacido ese mismo año en el pueblo para que salte por encima de ellos. Esta acción representa el mal y la herejía, algo que trata de vencer el pueblo cristiano con su fe en la Eucaristía.
