Los monjes medievales vulcanólogos
¿Cómo lo hacían? Mediante la observación del cielo nocturno. Así registraron sin saberlo algunas de las mayores erupciones volcánicas de la historia. Un estudio publicado en la revista ‘Nature’ habla de los monjes medievales vulcanólogos.
La investigación la dirige la Universidad de Ginebra (UNIGE). Se basó en crónicas europeas y de Oriente Próximo de los siglos XII y XIII. Dataron con precisión algunas de las mayores erupciones volcánicas jamás vistas.
Luna roja
Todo empezó observando la Luna. Permanece visible como un orbe rojizo porque sigue bañada por la luz solar que su atmósfera desvía alrededor de la Tierra. ¿Qué pasa después de una erupción volcánica muy grande? Que la luna eclipsada casi desaparece.
Los monjes prestaban especial atención a la coloración de la luna. De 64 eclipses de luna entre 1100 y 1300, documentaron fielmente 51. En cinco de estos casos, también documentaron la coloración de la luna. Y que la luna era excepcionalmente oscura.
Sébastien Guillet es investigador de la UNIGE. Notó algo acerca de los eclipses. “Todos los eclipses lunares más oscuros ocurren un año después de grandes erupciones volcánicas” –recuerda en un comunicado–. «Las grandes erupciones volcánicas no solo hacían desaparecer la Luna. También enfriaba las temperaturas estivales al limitar la luz solar que llegaba a la superficie de la Tierra. Esto, a su vez, podía arruinar los cultivos agrícolas», señala.
Efectos sobre el clima
El intervalo comprendido entre 1100 y 1300 es uno de los periodos de mayor actividad volcánica de la historia. Así lo demuestran los testigos de los núcleos de hielo. Se analizaron 15 erupciones en el nuevo estudio. Una a mediados del siglo XIII rivaliza con la famosa erupción del Tambora de 1815, que provocó «el año sin verano» de 1816. El efecto colectivo de las erupciones medievales sobre el clima de la Tierra puede haber provocado la Pequeña Edad de Hielo. Fue cuando se celebraban ferias invernales del hielo en los ríos helados de Europa.
«Queremos mejorar nuestro conocimiento de estas erupciones, por lo demás misteriosas. Es crucial para comprender si el vulcanismo del pasado afectó al clima. Y también a la sociedad durante la Edad Media, y cómo lo hizo», concluye el investigador. Y los datos de los monjes medievales vulcanólogos, aún sin quererlo, nos ayudan en este objetivo.