Los excrementos de aves marinas, conocidos como «guano», eran muy valiosos hace un par de siglos
Todos los seres vivos necesitamos nitrógeno para vivir, ya que es parte de nuestro material genético (formado por bases nitrogenadas) entre otras muchas cosas. Por ello, el metabolismo del nitrógeno tiene un papel fundamental en todos los seres vivos. Cada grupo de animales se deshace del exceso de nitrógeno de una manera diferente. Nosotros lo expulsamos en la orina, transformado en urea. También puede hallarse en forma de amoníaco, en algunos peces. En el caso de las aves, tanto los residuos sólidos como los líquidos forman una pasta semilíquida rica en nitrógeno.
En ciertas islas, los excrementos de aves se juntan en enormes cantidades, lo cual hace que sea posible su extracción a gran escala. A partir de 1845 se comenzó a comercializar como fertilizante, ya que contenía grandes cantidades de nitrógeno y fósforo, entre otras sustancias (el fósforo, junto con el nitrógeno, también es fundamental para todos los seres vivos, y también forma parte del material genético). Ya que las plantas consumen estos elementos del suelo, deben ser repuestos de alguna forma. Y los residuos orgánicos son muy eficientes como fuente de minerales, además de ser respetuosos con el medio ambiente, a diferencia de los abonos artificiales. El comercio de guano supuso una fuente importante de ingresos para muchas comunidades costeras durante el sigro XIX y la primera mitad del XX.