La cruel práctica de planchar los senos
Hay quienes justifican el planchado de senos por el respeto, dicen, a la diversidad cultural, sin embargo, lo cierto es que se trata, igual que la ablación, de una violación a los derechos humanos de la mujer. Esta práctica consiste en golpear o ejercer una gran presión sobre los pechos de las niñas en edad de desorrollo, con el objetivo de retrasar o eliminar su crecimiento. Aunque en nuestra sociedad se conoce muy poco acerca del planchado de senos, es una costumbre habitual en algunos países de Africa Occidental, como el Chad, Togo, Benín y especialmente Camerún. En este último se calcula que una de cada cuatro niñas son víctimas de esta mutilación. Pero según Gender Danger, organización que lucha contra esta práctica, una de cada dos sería un cálculo mucho más real.
Para evitar el desarrollo de los pechos, las madres (generalmente) ejercen una presión brutal sobre ellos con variados y diversos objetos, que van desde cuchillos, palos de madera o piedras ardientes, hasta vendajes y cáscaras de plátano durante un largo período. Como era de esperar, el planchado de pechos tiene la finalidad de evitar o atenuar el atractivo sexual de las niñas y de esta manera evitar violaciones, y con ello, embarazos no deseados. Como en muchas otros países, en estos países africanos, es la mujer la que carga con la responsabilidad de las violaciones; Al ser violada es considerada culpable y no víctima. Cualquier tipo de violencia sexual es “promovida” por la mujer, pues «está en su mano ser menos atractiva sexualmente para los hombres»…
La mayor ciudad de Camerún, Duala, es una de las zonas más afectadas, ya que el 60% de la población es menor de 20 años. En el 33% de los nacimientos, la madre es menor de 18 años, lo que demuestra que la práctica del planchado de senos no es un método efectivo para evitar los embarazos entre las adolescentes. Esta tradición abarca a todos los estratos sociales, educativos, culturales y religiosos del país. Hacia el norte de Africa no es tan habitual, pues es predominantemente musulmán y las ropas femeninas cubren por completo el cuerpo de la mujer.
Obviamente, esta práctica, acarrea graves consecuencias, tanto físicas como psicológicas. Los daños físicos incluyen desde la deformidad hasta el cáncer, pues es bastante común que ocurran infecciones y abscesos producto de las quemaduras. Y para los bebés tampoco resulta nada provechoso, ya que suelen obstruirse los conductos mamarios y es poco menos que imposible amamantar a las criaturitas.
No son menos graves los daños psicológicos. Los senos son símbolo de maternidad, de feminidad y de salud para procrear y criar niños fuertes y sanos. Borrarlos, plancharlos, constituye un tipo de mutilación femenina, menosprecia y anula la condición de la mujer, genera ansiedad y depresión y por si eso fuera poco, daños irrevocables en la autoestima.