La concatenación de sucesos fatales azarosos que conducen a un desastre se suele conocer como “efecto Titanic”
Del mismo modo que se pensaba que el Titanic era inhundible sólo porque se había dicho que lo era, el creer que un banco es completamente seguro porque se declare solvente o el pensar que un partido político vaya a manejar bien un país sólo por haber recibido la mayoría de los votos es una falacia. Y a esa falacia se la conoce como «efecto Titanic», en honor al hundimiento del barco.
«Cuanto más impensable parece un desastre, más inimaginables son las catastróficas consecuencias que se producen.”