Encuentran 8 dientes humanos en una escultura de cristo
Los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) hace
unos meses, y con motivo de los estudios preparatorios para una posterior restauración, trasladó una serie de tallas religiosas a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), con la intención de someterlas a varias pruebas, entre ellas exámenes con rayos X. Cuando llegó el turno de analizar las radiografías de una de estas tallas, conocida como ‘El Cristo de la paciencia’, los expertos quedaron asombrados por un curioso detalle: La escultura, que data de los siglos XVII o XVIII, incluía un total de ocho dientes humanos.
Fanny Unikel Santoncini, responsable del taller de restauración de escultura del ENCRyM, explicó que en algunos lugares de México fue práctica habitual emplear huesos de animales tallados para simular la dentadura de las esculturas, consiguiendo así un mayor realismo. Sin embargo, esta es la primera ocasión en la que se detecta el uso de dientes reales procedentes de una persona.
Según ha explicado la doctora Josefina Bautista (especialista en cráneos humanos del INAH), la persona que identificó los dientes como procedentes de una persona, las piezas dentales están en muy buen estado, y en la radiografía de la talla, incluso, se aprecian las raíces de los dientes.
El llamativo hallazgo ha generado interrogantes sobre la procedencia de los dientes, como por ejemplo, si la persona donadora, donó sus dientes en vida o una vez fallecida. Si se sabe, sin embargo, que en los siglos XVII y XVIII fue habitual que algunas personas donaran a la Iglesia partes de sus cuerpos a modo de ofrendas, por ejemplo cabello, que se utilizaba más tarde en la creación de pelucas para estatuas religiosas.
Gracias a la documentación histórica que se conserva sabemos, por ejemplo, que el obispo de Guadalajara (México), Manuel Fernández de Santa Cruz, dejó estipulado en su testamento que tras su muerte –que tuvo lugar en 1699– su corazón fuese donado al convento de las monjas de Santa Mónica de Puebla. Otro tanto sucedió con el corazón del virrey Baltasar de Zúñiga, quien también lo donó a un convento de religiosas.
‘El Cristo de la paciencia’, se custodia habitualmente en el interior de la iglesia de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango (Estado de México), y tan sólo sale del templo con motivo de las procesiones de Semana Santa.