El legendario país Hunza, «el oasis de la juventud»
Al norte de la India, en la frontera entre la India y Pakistan, en las estribaciones de los montes Himalaya, en medio de un paisaje imponente e inhóspito, se encuentra el legendario país Hunza, un ‘oasis de la juventud’: los habitantes de la zona viven hasta 110-120 años, casi nunca se enferman y tienen una apariencia muy joven. Han vivido prácticamente aislados del mundo durante más de dos mil años, dado que no es un lugar fácilmente accesible, rodeado de escarpadas montañas cubiertas de nieve aun en verano; desfiladeros en medio de precipicios de miles de metros; torrentes alimentados por los glaciares más grandes del mundo, después de los de las zonas polares.
Este valle alberga poco más de treinta mil ciudadanos libres, saludables, alegres, amistosos y longevos. Son de piel más clara que la de todos sus vecinos, se parecen mucho a los europeos, hablan su propio idioma -el burushaski- que no se parece a ningún otro en el mundo, y profesan un islam especial, el ismaelita.
Sin embargo, lo más sorprendente de esta pequeña nación escondida entre los macizos montañosos de la región es su capacidad extraordinaria de mantener su juventud y salud: los hunza se bañan en agua helada incluso a 15 grados bajo cero, juegan a juegos deportivos incluso hasta los 100 años, las mujeres de 40 años parecen adolescentes y a los 65 años dan a luz. Su modelo de alimentación es básicamente vegetariano: En verano comen frutas y verduras crudas; en invierno, albaricoques secos, granos germinados y queso de oveja.
El médico escocés Robert McCarrison, que describió por primera vez el ‘valle feliz’, hizo hincapié en que los hunza casi no consumen proteínas. Al día comen en promedio 1.933 calorías, en las que se incluyen 50 gramos de proteínas, 36 gramos de grasa y 365 gramos de carbohidratos. Según sus conclusiones, precisamente la dieta es el factor principal de la longevidad de esta nación, ya que las naciones vecinas, que viven en las mismas condiciones climáticas pero no comen adecuadamente, padecen una variedad de enfermedades y tienen una esperanza de vida 2 veces más corta.
Sobre el secreto de su longevidad, los habitantes de Hunza recomiendan mantener una dieta vegetariana, trabajar y moverse constantemente. Entre otros beneficios de este modo de vida figuran la alegría –los hunza siempre están de buen humor– y el control de los nervios, no conocen el estrés.