El ritual de iniciación a la madurez de los Hamer
Los Hamer, una tribu africana que vive en el sur de Etiopía, cerca de la frontera con Kenia, son considerados uno de los pueblos más tradicionales del país. Oficialmente son musulmanes, pero en la práctica siguen unas creencias tradicionales basadas en el animismo, en las que tanto objetos como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, rocas, plantas, animales, etc.) están dotados de alma y son venerados o temidos como dioses. Sus ritos de iniciación a la madurez se celebran cuando un miembro del poblado va a convertirse en adulto y son una de sus costumbres mas significativas.
El paso de la pubertad a la madurez es reflejado mediante una compleja ceremonia llamada Ukuli Bula (salto de los toros). Esta ceremonia dura tres días, siendo el último el más importante: los jóvenes desnudos y cubiertos de excrementos, deben saltar sobre una larga fila de treinta vacas; al llegar al final deben dar la vuelta y realizar el camino en sentido contrario. Esto se hace un total de 4 veces.
Si el iniciado se cae se considera un símbolo de mala suerte. Si se cae más de una vez, tendrá que soportar de por vida la mofa y el escarnio de toda su comunidad, mientras que los Hamer que ya saltaron y permanecen solteros, aprovechan para «ligar».
Pero para que el futuro iniciado merezca ser digno de la prueba y así poder acreditar sus habilidades, antes que él, las mujeres de su familia han de demostrar que el adolescente pertenece a un clan con casta y orgullo, siendo azotadas en público. Los jóvenes adultos, con sus cabezas rapadas y dos plumas adornándolas, ejecutan la penitencia con un manojo de largas y delgadas ramas en las manos.
Las jóvenes casaderas, en un estado casi de éxtasis e impasibles al dolor, provistas de numerosos adornos y con el cuerpo y el cabello completamente embadurnados de grasa, hacen sonar sus cantos cada vez más fervorosamente.
En esta tribu, caracterizada por sus elaborados peinados, decoración y marcas corporales, la decoración de cada individuo refleja su estatus social: cazadores, guerreros, mujeres principales… A las mujeres casadas se las distingue por unos collares metálicos. La primera mujer del hombre Hamer, que es polígamo, lleva un collar metálico con una protuberancia pronunciada en la parte delantera. Goza de un estatus social muy respetado y tiene el privilegio de llevar el peso de la familia, la economía, educación y participa en la toma de las decisiones importantes.